Amaia Montero publica su tercer álbum de estudio. Probablemente en esta primera mitad de 2014. Como es habitual, ante las primeras noticias y los nuevos tuits de la vocalista, sus seguidores más "fieles" inundamos de hipótesis sobre cómo será el nuevo single, su estilo y todos los pormenores posibles. Ante esta avalancha de conjeturas, también surge la pregunta del millón: ¿cómo debería ser el nuevo disco de Amaia? He aquí una de las cuestiones más subjetivas, pues no es fácil desgajar entre nuestros gustos de la "objetividad". Y ese es el objetivo que hoy me ocupa: enumerar algunas características que harían de su tercer trabajo una obra maestro.
Para empezar, debería ser un disco auténtico, donde primen canciones y estilos que la hagan crecer a Amaia como vocalista y la motiven. En la actualidad, estamos ya cansados de escuchar trabajos con temas genéricos o muy dependientes del estilo musical que impera. Por ejemplo, ahora todos quieren ser Lady Gaga, Pablo Alborán o Justin Bieber. Por ello, las composiciones se vuelven insulsas, repetitivas y sin gancho. Así que espero que Amaia haga lo que le salga de las narices, sin preocuparse en exceso por las cifras de ventas o los fans.
Importantísimas se muestran las cuestiones de la producción. En AM1 el resultado fue muy modesto, con un sonido muy de maqueta. Un error en toda regla. En AM2, la producción, a cargo de Sebastian Krys, mejoró mucho y se podría decir que estuvo muy acertada. No obstante, faltó más innovación, más riesgo. Tal vez esto se deba a que Amaia también estuvo frente a las labores de producción. Y como dicen, quien abarca poco aprieta. Para mí la irunesa posee un talento colosal, pero tampoco podemos negar que como cualquier persona, la Montero tiene sus limitaciones. O sea, debería dejarse aconsejar.
El número de canciones es fundamental. Ella, desde el primer trabajo en solitario, ha sido partidaria de incluir sólo diez, pero finalmente, acababa incluyendo once tanto en el primer como en el segundo EP. Como comprenderéis, con diez canciones resulta muy corto y excesivamente caro. A mí me parece una tomadura de pelo y una muestra de que la creatividad brilla por su ausencia. Lo ideal sería 12 o más.
Otro aspecto importante es el arte del disco. Del primero se encargó su hermana Idoia Montero y en verdad ese flamenco le aportaba cierta originalidad y elegancia; del segundo también, si bien el elemento principal, el símbolo de la paz (el círculo), no estaba a la altura de las circunstancias. Asimismo, el formato póster de este último no me parecía nada práctico y demostraba que fue diseñado sin ganas y con mucha desidia. Tampoco me agrada que Amaia acapare toda la portada. Siempre y siempre en el primer plano.
El siguiente punto es fundamental para mí y para cualquier consumidor de su música: el disco debe llevar un libreto con las letras de las canciones. Es básico. Es lógico que la discográfica quiera reducir costes, pero como lleven tal premisa a esos extremos, que cuenten entonces con un disco vendido menos, porque no lo pienso comprar. Los "románticos" que compramos el disco en formato físico lo hacemos, entre otras razones, por ese libreto.
El primer disco y, especialmente, el segundo pecaron de ir a lo seguro, a lo tradicional, a lo ya escuchado (de hecho la mayoría suenan a canciones de otros artistas). Suenan a disco de LOVG y no a Guapa, sino a El viaje de Copperpot, que aunque lo "ame" con locura, la música debe evolucionar y no estancarse en lo que se venía haciendo hace catorce años. La tendencia al conservadurismo es proporcionalmente inversa al éxito de un disco y a su valoración tras el paso de los años. Que recoja la tradición del pop, pero que no olvide la importancia de evolucionar.
En cuanto al género musical, debería combinar el pop, pero con ciertos matices rockeros, electrónicos o reggae (como ya hizo en la enorme Una y otra vez). Debería haber menos baladas y las que haya que sean realmente buenas, pues este tipo de canciones, o son geniales, o aburren. Con ellas no hay medias tintas. Las incursiones de Amaia Montero por las rancheras siempre le han dado buenos frutos (Cuantos cuentos cuentos, Ni puedo ni quiero...), así que ojalá podamos añadir un nuevo ejemplo en esta lista.
Asimismo, el título del disco debe estar más currado. Eso de titularlo mediante números está muy visto, no es nada moderno y transmite cierta vagancia por parte de la vocalista. Y hablando de currado, espero que la edición o las ediciones sean competitivas e interesantes: sin canciones desperdigadas por distintas plataformas (Itunes, Spotify, ediciones especiales...). La música no se vende como si fuera un vulgar kilo de patatas en el mercado.
Por último, debería escoger una canción en calidad de primer single que sea potente, que no recuerde a ninguna otra canción y que no tenga nada que envidiar a los temas más aclamados de su etapa como vocalista de LOVG. Es algo muy obvio, pero las canciones deberían ser la principal baza de su trabajo. Por cierto, una colaboración con otro artista que diera un impulso a su nuevo podría ser muy recomendable. Pablo Alborán, Dani Martín, Nena Daconte o Alejandro Sanz serían opciones realmente interesantes.
Y hasta aquí llega este artículo. Podéis dejar vuestros comentarios.
Bueno yo soy de Mexico, yo opino que los fans de Amaia, queremos escuchar un disco como el de LO QUE TE CONTE MIENTRAS TE HACIAS LA DORMIDA, algo asi con baladas fuertes, vocalmente Amaia cambio de tonos a mas graves y agudos, los coros como la segunda y tercera voz son malisimos, algo mejor por favor, las baladas tienen que ser mas fuertes mucho mas, mas promocion una gira bien echa algo padre, que le produsca alguien bueno... AMAIA si sigues asi decaeras mas fuerte....
ResponderEliminarGracias por dejar tu comentario. Sí, todos pensamos lo mismo: como Amaia Montero no se esfuerza en dar lo mejor de sí misma, tal vez su nuevo disco será el último. Esperemos que no. Ojalá el nuevo disco fuera la mitad de bueno que "Lo que te conté...". Las baladas es lo que tienen, que si no son lo suficientemente potentes y buenas, aburren. Parece ser que en la gira anterior no tuvo mucho éxito porque las entradas eran caras y, claro, con la crisis que hay, no todo el mundo puede permitirse esos lujos. Y, si encima no cambia el repertorio de los conciertos, pues apaga y vámonos.
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