¡Regresan nuestros "villanos"! Estas Navidades pasadas publiqué un "relato en fascículos". Una historia sobre tres hombres que convivían en un apartamento esquivando, con muy poco éxito, los problemas económicos y la soledad que los asolaba día tras día. Emilio, de 39 años, soñaba con ser padre y conocer a una mujer que lo amara de verdad. Sin embargo, lo más cercano a esto lo vivió en su adolescencia con una novia que muy pronto lo traicionó. Asimismo, la falta de formación agravaba su situación de desempleo. Don Francisco, de 53 años, era un sacerdote que había perdido la fe hasta sumergirlo en una crisis existencial importante, y desviarse de la moral que impone la Iglesia. Por su parte, Antonio se había divorciado, a sus 67 años, de su mujer, infiel por naturaleza y mentirosa como ninguna.
Sobre este planteamiento nació Villancicos y villanos. Un secuestro, una prostituta, un décimo de Lotería, una recolecta de alimentos, discusiones entre padres e hijos o dos reyes magos fueron algunos de los elementos que sazonaron nueve capítulos que pretendían mostrar la humanidad de unos personajes más "villanos" que "corteses" con un toque irónico y algo de humor.
Ahora os invito a leer los capítulos de la segunda temporada. Por el camino se ha sustituido la primera parte del título ("villancicos") por "febrero", y la razón es evidente: la historia se ambienta en la primera mitad del mes de febrero de 2014. Febrero y villanos nace de una necesidad: la de evitar un "asesinato" literario. Cuando terminé el último capítulo de la primera temporada, fui consciente de que estos tres hombres tenían demasiado vida, demasiadas cosas que vivir y yo, demasiadas que contar. Se me ocurrieron tantas ideas que no pude negarme a continuar con este relato.
Este "preestreno" tiene dos intenciones. La primera, que os animéis a leer los relatos, porque aunque no hayáis leído nada de la primera temporada, Villancicos y villanos, podréis bucear entre la psicología y las acciones de estos tres personajes sin problemas. Es una continuación, pero, pese a ello, las temporadas son independientes. Me he esforzado en presentar a los personajes como si fueran unos completos desconocidos para los lectores más asiduos del blog. La segunda intención es ofreceros un pequeño avance de lo que vais a encontrar en Febrero y villanos. Pero, antes os dejo la sinopsis y os anuncio que el jueves subiré "Febrero y villanos > Preestreno II) donde conoceréis mejor el proceso de redacción y de creación de las próximas entregas, así como os ofreceré, en esa misma entrada, otro avance con fragmentos de la nueva temporada.
SINOPSIS Febrero y villanos
Cansados de la monótona rutina y de una situación familiar deteriorada, Emilio se encarga de reunir a Antonio y a Francisco de nuevo. Esta vez, en el casa cural, donde fermentarán sus preocupaciones y sus sentimientos. Éstas estarán condicionadas por el miedo de Emilio a que su padre septuagenario lo repudie, por el rechazo de Antonio a envejecer y por las emociones contradictorias de Francisco, cuyas tentaciones carnales le provocan enormes luchas y estragos. Ante esta situación tomarán decisiones que, en muchas ocasiones, les llevarán por el camino de la amargura y marcarán sus vidas con unas huellas inimaginables.
Fragmento de CAPÍTULO 1.
Hay sonidos que evocan tiempos pasados; pero también hay otros que, nada más llegar al cerebro, se convierten en la banda sonora de un porvenir, a veces, insospechado. A Emilio las seis campanadas le avivaron las ganas de hablar con el párroco y retomar así una amistad que desde la última Epifanía estaba en stand by. Su decisión era más previsible que el movimiento de un Maneki-neko. [...] Entró a la iglesia, mojó los dedos en el agua bendita y se santiguó. [...]“¡Qué paz se respira aquí!”, pensó Emilio. Lo cierto es que se sentía el sosiego con una nitidez abismal, pero también es cierto que, la situación de esa iglesia, comparada con sus cruzadas internas, podía resultar un remanso de paz, aunque ésta fuera, incluso, el escenario de una cruenta guerra civil.
Fragmento de CAPÍTULO 2.
Entraron. Se sentaron en la mesa más lejana del escenario y agradecieron que en aquel local se respetara la ley antitabaco. El espectáculo había comenzado. Una joven de color, vestida de enfermera, en tanto que bailaba Roxanne de The Police, se quitaba el liguero, sin prisa, con parsimonia, lenta y sensualmente, de manera ingenua y lujuriosa. Al agacharse, su tanga lascivo se vislumbraba con todo detalle.
— Me he puesto malo… Así. De repente… -dijo Emilio.
— Pues me da a mí que ésta te va a poner peor… Vas a coger calentura –respondió Antonio.
— Si es que estás golfas son la peste, la enfermedad de la sociedad… Vámonos de aquí… Por favor… -interrumpió el cura no muy convencido de sus palabras.
— ¡Ostras! Pero, ¡qué broma es ésta! ¡Si no se le ve nada! –se sobresaltó Fulgencio al ver a la joven totalmente desnuda- Yo no soy racista, pero… Tendrían que prohibir que las negras hicieran stripteases, porque para verles la dentadura, para eso, ya tengo las de las viejas de la residencia, y encima desmontables.— ¿Las viejas o las dentaduras? –preguntó Emilio en un momento de escasa lucidez-.— En fin… Hijo, ¿qué van a ser? ¡Pues las dentaduras!
JUEVES 30/01/2014 - Segundo avance.
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