martes, 20 de septiembre de 2016

8 maneras de ser bueno y morir en el intento

NOTA: 
He tenido la fortuna de descubrir la maestría literaria de Rosario Castellanos y de ahondar en la poesía de esta poeta chiapaneca a la que tengo pensado dedicar una entrada pronto. En la tierra de en medio, obra de culminación poética, ofrece unos poemas memorables, de esos que atraviesan el alma y residen en la memoria hasta que la memoria resida en quien los lee. Me he basado en el poema "Lecciones de cosas" para escribir los próximos párrafos. Recupero hoy una sección del blog a la que tengo especial cariño, aunque rara vez la visite. Hablo de Un trago de vinagre, sección en la que hoy os invito a leer las siguientes ocho maneras de ser bueno y morir en el intento, pero también a reflexionar, a ir más allá y, ¿por qué no?, a dejar vuestros comentarios al final. 
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OCHO MANERAS DE SER BUENO Y MORIR EN EL INTENTO

1.  Conviértete en esclavo y aumenta el valor de tu currículum. Una buena persona debería evitar por todos los medios el conflicto, así que si trabajas en equipo o compartes piso y cargas en tus espaldas con todas las tareas calla y trae el café mientras tus compañeros hablan de las batallitas del fin de semana. Ser bueno es más que hacer lo que puedas: es hacer, además, por ellos lo que los demás pueden hacer y deben. No solo te convertirá ante los ojos de los en buena persona, sino que te ayudará a crear un buen ambiente en la oficina con tus compañeros y a encontrar la inspiración en tus proyectos profesionales, perdón, en vuestros proyectos. A los amos de casa, lo mismo: procurad que vuestras parejas y vuestros hijos no recojan nada, podrían padecer lumbago o fracturarse algún hueso al recoger los juguetes o los calzoncillos. En el fondo es divertido si os imagináis que sois Mario Bros y que los trastos por recoger son monedas y setas. La diferencia es que recoger monedas en el videojuego te da una vida; en vuestro caso, os la quita. 

Y no, todo esto no es esclavitud, esto ahora se le llama matrimonio o contrato basura. Te pido encarecidamente que no lo llames esclavitud, que eso está más pasado que el chándal de tactel o las elecciones generales en España cada cuatro años. Just do it! Todo esto puede que no te haga más feliz, pero te será útil para encontrar un empleo cuando algún día las cosas se llamen por su nombre y los directores de Recursos Humanos se quiten la careta y dejen de pedir tonterías como manejo de suites ofimáticas, idiomas y carreras universitarias y te exijan sin pestañear varios años experiencia como esclavo.

2. La gente es buena por naturaleza; tú, un mal pensado y, encima, mala persona, si no, ¿para qué estarías leyendo esto? Esto es como la entrada del wikiHow sobre cómo tener carisma: reconócelo, las personas carismáticas de verdad nunca se preguntarían cómo tenerlo... Dejemos el carisma, porque hoy hablamos de bondad. No seremos nunca buenos hasta que nos convenzamos de que nosotros somos mal pensados. Que te controlen el móvil no significa que la celosa de tu pareja no confíe en ti; es una manera de entregarse a ti y de protegerte de encontrar a alguien o algo que te haga feliz, y, como todo el mundo que desconoce las últimas amenazas a la paz en Francia sabe, la pérdida de privacidad trae consigo una mayor seguridad. Tampoco seas mal pensado con quienes propinan una buena paliza al transexual, a la esposa o al gordo de la clase, porque la gente violenta en el fondo lo es porque ha sufrido mucho, no la han tratado bien y eso por algún lado tiene que salir. ¿Qué quieres? ¿que exploten por no poder expresarse? Seguro que lo hacen sin querer, se habrán tropezado, tendrán un mal día, no habrán dormido bien... Por consiguiente, si propinan una "buena paliza", hay que perdonar aunque sea tarde porque como dice el refrán Nunca es tarde si la dicha es buena y antes he dicho: "buena paliza". Venga, sed buenos y perdonad, porque, como nos enseñan las resoluciones judiciales, no deben ser tan malos los agresores cuando la vejación sale más barata que una entrada de teatro. Por ende, no critiques a nadie, sé consciente de tu condición de mal pensado y evita juzgar. Mira a otro lado y no levantes la voz hasta que el cuchillo de tu asesino atraviese tus carnes y sea el momento de decirle a este: "Perdóneme, caballero, por tener la piel tan fina y delicada, cuánto siento haber manchado su cuchillo".

3. Lo bueno no depende de ti, viene de fuera. Comprendo que muchos que pueden decir con un orgullo mezclado con un poco de frustración y despecho que el pan que se comen es fruto de su sudor y de Dios por permitirles la fuerza y la energía para ganar ese pan bendigan la mesa. Los pobres y los honestos, que se suele decir que son los mismos, tienen a Dios; el resto, contactos y la protección de San Enchufes. Sé humilde, todo lo bueno de tu vida no es cosa tuya: tiene origen divino; eso sí, las enfermedades terminales y otros problemas de esta talla tienen un pésimo servicio posventa. De lo malo te responsabilizas tú. No, mejor, hazte la víctima: eso te allanará el camino hacia la bondad. El sufrimiento dignifica al parecer y no porque lo diga yo. Madre Teresa de Calcuta defendía el culto al sufrimiento. Recomiendo que incrementes tu sufrimiento, que te engañes a ti mismo, porque la sabiduría popular sabiamente dice ante la lamentación ajena que ya vendrán tiempos mejores. Por ello, es más eficaz dejar que te exploten en tu trabajo y favorecer en tu tiempo libre tus desdichas antes que protestar o, simplemente, rescindir el contrato. 

4. Entrégate, pero antes entrega tu dinero y tu vida. Los talifans saben muy bien lo que significa entrega, aparte de atraco a mano armada, porque son buenas personas. Por favor, no me preguntes a qué acepción me refiero en este adjetivo. Si dudas, repasa el punto 2. Como venía diciendo, los talifans se entregan y compran muchos cedés para que lleguen al número 1 y, luego, las discográficas lo agradecen sangrándolos con refritos, canciones adicionales repartidas por todas las plataformas digitales habidas y por haber. Y nosotros a estas sanguijuelas les debemos agradecer su bonito gesto de sangrarnos por aquello del valor terapéutico de las sangrías y de las sanguijuelas. Pero no te olvides de sonreír. Los demás quieren verte feliz. Pon buena cara, que no se den cuenta de que te están puteando, porque entonces tú los estás puteando haciéndoles sentir culpables y, entonces, serías mala persona.

5. Sé conformista. Para ser feliz solo necesitas comida, ropa y tu cuerpo (o una parte de él). Si tu objetivo es la felicidad, quédate con esto. Pero tú aspiras a ser bueno, tú has venido a jugar. Para ser bueno tienes que poner en un aprieto a Séneca y seguir la filosofía de los adictos a comprar en los chinos, esto es, el consumismo senequista, que consiste en comprar bienes de tan mala calidad que no sean de usar y tirar sino directamente de comprar y tirar hasta vaciar el monedero solo por gastar. Por eso, confórmate con la jefa que no te paga las horas extra, porque menos da una piedra y sería peor que ni siquiera pagara las ordinarias. Confórmate con la pareja que se apropia de tus ojos y custodia tus deseos porque, como decían las revistas para adolescentes, la vida a solas no merece la pena y más vale estar mal acompañado que solo. Conformismo, esa es la clave. Pueden insultarte, acosarte, pero piensa que tampoco es para tanto, que no ocurre las veinticuatro horas del día y que podría ser más grave. El éxito de esto reside en pensar que en ver el vaso lleno cuando está vacío, que las cosas mejoran. No te ayudará a ser feliz, pero podrías ganar unas elecciones.

6. Evita el progreso. La bondad exige al engañado engañar para dejar de serlo, igual que el individuo al que le han colado un billete falso, movido por la maldad o la inteligencia fracasada -tomando prestada la expresión de José Antonio Marina- busca un confiado al que endosar el billete falso. Es una manera brillante para alimentar la cadena de víctimas y el veneno de la felicidad aparente por saberse pícaro y hábil en el embuste. Si te tratan mal, acéptalo, no levantes la voz. Y no te resignes. Existe una vía más socorrida que la resignación: saber que podrás transferir ese mal padecido. Un clavo saca a otro clavo. Mi objetivo es proporcionaros algunos consejos para ser buenos, pero no tontos, así que haced todo lo posible para no ser los pringados que se quedan el daño: pásalo y que no vuelva. ¿Que no te queda claro, que necesitas algún ejemplo? Veamos... Madres que han visto cómo la promiscuidad de los hermanos varones recibe el espaldarazo, mientras ellas han sido recompensadas con el plumero, la fregona y las faldas que cubren siempre las rodillas. Si eres una de ella, educa a tus hijos a la antigua usanza, porque lo de siempre nunca pasa de moda, como los pantalones vaqueros y la Odisea. Ahora bien, cuando los llames a comer di "hijos e hijas" y "españoles y españolas", porque la discriminación sexista se cura violando las normas del idioma para acentuar aun más  la diferencia. Está claro que se acabarán la desigualdad salarial en función del género y la violencia doméstica sancionando a quien respeta la gramática de nuestro idioma y permitiendo a quien insulta a la mujer salir impune. Lo resumiré con una estructura sintáctica muy típica de las madres cuando deniegan cualquier petición de los hijos: "ni progreso ni progresa".

7. No seas crítico. Igual que no existe felicidad sin ser honesto contigo mismo, tampoco se puede ser bueno sin acatar las órdenes. El pensamiento crítico es un lobo para el punto anterior, además de un gasto de energía. En caso de aburrimiento o de rebeldía, pastillita de soma para el cuerpo o, lo que es lo mismo, ponte vídeos de gatitos. Asimismo... Cómo decirlo... Mmm... Esto que quede en petit comité, que no salga de aquí, ¿tú has pensado que una crítica constructiva puede evitar mayores problemas? Imagina la hostia que tu superior se va a llevar si no le dices que su plan es una puta mierda o la de tu amiga cuando descubra que su novio es un loco que le hace la vida imposible. No solo evitas responsabilidades y movidas, sino que te evitas quedar como el empleado capullo o el mal amigo y disfrutas más de la caída. Y, encima, te ahorras tener que dar explicaciones, hablar más de la cuenta cuando con un simple emoticono del pulgar arriba y un OK de cualquier aplicación de mensajería acabas antes. ¿Con qué? ¿Con quién? No se pierda la próxima entrada, Mike, y le desvelaré la respuesta. Perezoso y malo, esto no tiene arreglo

8. Haz tú lo que bien digo y no lo que mal hago, dice Sempronio a Calisto en La Celestina. Dicen que hay más escritores que lectores, pues esta idea guarda bastante parecido a lo que pasa con los consejos: hay más consejeros que buenos ejemplos de conducta. ¿Que cuál es la razón? Simple modestia: solo quieren que te sientas mejor que ellos. Pero esta intención tiene trampa: caerías en la vanidad y así ellos se sentirían mejores personas que tú. OMG! ¡Organismo modificado genéticamente! Fin, fin, fin, pongo fin a esta entrada. He creado un monstruo con esta paradoja. Esto es peor que la paradoja del gato y la tostada. Pobre Murphy, pobre humanidad.

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