Voy a empezar comentando las canciones que sí deberían ir a la final del sábado 10 de mayo. Se pueden dividir en dos grandes bloques, las "modernas" y las tradicionales.
Entre las más innovadoras, las más cercanas al gusto musical de 2014, tenemos a Armenia. El armenio Aram MP3 propone Not Alone, un tema a caballo entre la balada y el dubstep. Es uno de los grandes favoritos, pero, sinceramente, dudo mucho de su victoria. Sus ojeras y su cara en general "atemorizan", vamos, da miedo, las facciones son demasiado agresivas. Luego, su puesta en escena es... No la hay. Aunque no está a la altura de la armenia, Montenegro defiende una balada interesante, con aires no, con vientos, con ciclones balcánicos, muy folk Otra buena balada interesante, pero ante todo, coherente. Su intérprete Sergej Cetkovic se maneja muy bien con el tema y podría emocionar, aun sin entender la letra, al estar escrita en montenegrino. Entre los temas más actuales se encuentra, también, Suecia con Sanna Nielsen, poniendo la voz y toda la ilusión (se ha presentado al Melodifestivalen siete veces) a una balada electropop Undo. Otra de las grandes favoritas. Tampoco podemos hablar de favoritos y de casas de apuestas sin mencionar a Running, de András Kállay-Saunders, representando a Hungría. Si España no resultara vencedora, la propuesta húngara sería mi favorita, pues el chico posee un timbre y unas cualidades vocales extraordinarias para el R&B y el soul. Asimismo, su aplomo, su seguridad y, según los foros y redes sociales, su belleza. Lo que me gustaría resaltar es el equilibrio: no abusa de parafernalia, sino que la actuación es sencilla y engancha. Elección coherente con la temática de la composición: los malos tratos.
Continúo con los temas trasnochadas. En la década de los 80 hubieran triunfado tal vez, pero treinta años después pasan desapercibidas. De todos modos, su calidad es suficiente como para merecer el pase a la final. Un buen ejemplo es Rusia con las gemelas Tolmachevy Twins y Shine, un tema pop muy típico, pero pegadizo. Ganaron el JESC 2006, por lo que pueden recoger bastantes votos de los seguidores más fieles al mundo eurovisivo. La actuación peca de parafernalia injustificada. ¿Qué pinta en el escenario un balancín? La Europa del Este siempre quiere llamar la atención. Esto también lo sigue a rajatabla Ucrania, que recurre a una rueda de hámster donde un bailarín corre. Idea original (bueno, en Moscú 2009 usaron unos mecanismos similares), pero la originalidad, por desgracia, no la encontramos en el Tick-Tock. Pese a ello, los acertados arreglos, la simpatías de los países hacia Ucrania y la sensualidad de Mariya Yaremchuk jugarán a favor del país eslavo.
Por su parte, los países bálticos ofrecen dos canciones entretenidas, amenas, pero que surgen del copy-paste. Quiero decir, intentan seguir el estilo de canciones que, anteriormente, triunfaron. Así pues, Estonia y Tanja nos proponen un uplifting trance pop, un Euphoria 3.0, de nombre Amazing. Por su parte, Letonia y Aarzemnieki vienen con música folk, más propia de un anuncio de cervezas que de Eurovisión. Cake to Bake suena a verano, a buenrollismo y alegría. Ingredientes básicos para disfrutarla, como ya hizo Gianluca con Tomorrow, que representaba a Malta.
Finalmente, hay dos más que merecen llegar a la final, aun sin ser santo de mi devoción. Islandia con Pollapönk presenta No Prejudice, un corte pop power, que roza lo grotesco con unos intérpretes y sus chándales. Y, luego, Portugal, con Quero ser tua de Suzy, manda a Dinamarca una lambada. Sin lugar a dudas, es de esos temas pachangueros que gustan o que se odian. No hay término medio.
Como de costumbre no es oro todo lo que reluce, la primera semifinal de ESC se ve deslustrada por seis temas insulsos y, la mayoría, soporíferos. Valentina Monetta vuelve a representar a San Marino por tercera año consecutivo. Aunque en Baku y en Malmö me convenció, esta vez su propuesta, Maybe (Forse) decepciona. Es una balada pop tan anticuada que en la primera edición, allá por 1956, sonaba trasnochada. Pero no se vayan porque hay algo peor. Mucho peor. Llega de Bélgica y se titula Mother. La balada, coescrita por el español Rafael Artesero, aburre a las ovejas. No puedo con ella, aunque reconozco las cualidades vocales de su intérprete Axel Hirsoux. ¿Pensáis que no hay nada más soporífero? Estáis tan equivocados, pues los Países Bajos supera el listón con Calm After the Storm de la mano The Common Linnets Indie. Un tema muy folk insulso, que no se merece ni una línea más. Tampoco se salva de la pira Azerbaiyán, uno de los países que más ganas (por política y cuidar su imagen "democrática"), que esta edición presenta Start a Fire, cantada por la bella Dilara Kazimova. Pero, para bien o para mal, aquí la belleza y una trapecista poco ayuda en esta balada con influencia de la música azerí. Con todo, no me asombraría su pase a la final (¿alguien lo duda?).
Luego, hay dos canciones de esta tanda que, a diferencia de las del párrafo anterior, estas son bastantes dignas, se dejan escuchar, pero no aportan nada al festival. Es el caso de Albania con One Night's Anger, rock genérico de la mano de Hersi, y de Moldavia, que este año apuesta por el pop-rock de Cristina Scarlat y su Wild Soul.
Armenia Not Alone Aram MP3 9
Letonia Cake to Bake Aarzemnieki 6
Estonia Amazing Tanja 7
Suecia Undo Sanna Nielsen 9
Islandia No Prejudice Pollapönk 6
Albania One night's Anger Hersi 4
Rusia Shine Tolmachevy Twins 7
Azerbaiyán Start a Fire Dilara Kazimova 4
Ucrania Tick-Tock Maria Yaremchuk 8
Bélgica Mother Axel Hirsoux 2
Moldavia Wild Soul Cristina Scarlat 3
San Marino Maybe (Forse) Valentina Monetta 3
Portugal Quero ser tua Suzy 6
Países Bajos Calm After the Storm The Common Linnets 3
Montenegro Moj svijet Sergej Cetkovic 7
Hungría Running András Kállay-Saunders 9
EDITO.
Tras ver la primera semifinal, mi opinión sobre Calm After the Storm, la canción que representa este año a Países Bajos, ha cambiado radicalmente. Me parece sensual -por el sonido del bajo-, con magia, y la puesta en escena ha sido sobria, pero elegante y con tensión sexual, como dicen por los foros, aunque yo prefiero hablar de "complicidad". Así que de un triste 3 le asigno 9 puntos. De hecho, ha subido en las casas de apuestas como la espuma.
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