¡Llegó por fin la gala final de Eurovisión 2014! Dentro de unas horas conoceremos al vencedor. Para mí es una de las grandes noches del año, porque hace recordar grandes anécdotas, desde mi niñez hasta hoy, y porque sigue haciéndome soñar e ilusionarme. Eso es lo que tiene la música. Dentro de un rato subiré mis "previsiones". Aquí valoro las 26 canciones que se baten en duelo y os invito a que comentéis los temas conmigo. ¡Dejad vuestros comentarios!
EL BIG 5 + EL ANFITRIÓN
Alemania este año la representa la banda femenina Elaiza. Los alemanes siempre son garantes de calidad, originalidad y frescura. Y este año, con el tema Is It Right, una clara apuesta por el country y el indie rock, siguen al pie de la letra la premisa. A todos gusta, pero no levanta pasiones. Pasará, o eso preveo, desapercibida, aunque merezca, como mínimo, un top 15.
Reino Unido también trae calidad, capitaneada por la carismática Molly. Suena a himno, a pop, a rock alternativo y con reminiscencias de Western. Su victoria sería de las que más feliz me harían, y más aún cuando me imagino cómo la BBC organizará el festival.
Francia han mandado a Copenhague a la joven formación Twin Twin. Combinan como pocos el dance con el pop, lo desenfadado con un mensaje comprometido. Moustache no canta las ganas de lucir un gran bigote, sino denuncia la codicia, la avaricia y la envidia. Los franceses, arriesgando año tras año, aportan otra vez un contrapunto a la gala interesante.
Italia, que regresó en 2011 al festival y desde entonces sus apuestas han sido de quitarse el sombrero, este año propone rock con La Mia Città, interpretada por Emma Marrone. Me gustaría destacar que es de las pocas que defiende su idioma materno (no como la gran mayoría que se decanta por el inglés). La propuesta en sí es llamativa, "agresiva" y fresca, pero la cantante se ahoga interpretando la canción (también es verdad que no para de moverse de un lado para otro) y pronostico que pasará algo desapercibida. Tiene complicado superar las marcas de sus tres últimos predecesores (puestos 2, 9 y 7 respectivamente).
Dinamarca, la anfitriona, también opta por la frescura y por buscar ese contrapunto. Y Basim y su Cliché Love Song lo crea. Es muy Bruno Mars, musical y estéticamente hablando. Se deja escuchar, pero, personalmente, deja frío, no destaca.
Y llegamos a España con Ruth Lorenzo y Dancing in the Rain. ¿Por qué debería ganar España? Pocas posibilidades le veo a que nuestro país se lleve el trofeo, pero celebrar Eurovisión 2015 aquí sería mágico. España celebraría un festival a lo grande, pues ya está curtida en este tipo de eventos (JJOO de Barcelona 1992, Expo'92, Expo 2008...). ¿Por qué Ruth se merece ganar? Ha trabajado hasta desfallecer (ingresó en el hospital días antes de partir a Dinamarca por cansancio y deshidratación), ha ido perfilando su canción y su actuación rayando lo obsesivo, ha promocionado su propuesta dentro y fuera de España como ningún representante español había hecho nunca... Tiene un vozarrón, un talento tremendo, una seguridad abismal y se come la cámara. Es una fiera en el escenario. Es capaz de hacer de un tema algo mejorable un temazo. Por cierto, la puesta en escena tiene pinta de ser inolvidable: recurrirá al efecto 3D para recrear la lluvia —por primera vez en Eurovisión—.
FINALISTAS DE LA 1ª SEMIFINAL
El armenio Aram MP3 propone Not Alone, un tema a caballo entre la balada y el dubstep. Armenia es uno de los países favoritos, pero el intérprete adolece de un lenguaje corporal agresivo y carece de carisma. Luego, su puesta en escena es... No la hay. Montenegro defiende otra balada interesante, con aires no, con vientos, con ciclones balcánicos, muy folk Otra buena balada interesante, pero ante todo, coherente. Su intérprete Sergej Cetkovic se maneja muy bien con el tema y podría emocionar, aun sin entender la letra, al estar escrita en montenegrino.
Entre los temas más actuales se encuentra, también, Suecia con Sanna Nielsen, poniendo la voz y toda la ilusión (se ha presentado al Melodifestivalen siete veces) a una balada electropop Undo. Otra de las grandes favoritas. Tampoco podemos hablar de favoritos y de casas de apuestas sin mencionar a Running, de András Kállay-Saunders, representando a Hungría. El chico posee un timbre extraordinario para el R&B y el soul, aplomo y presencia escénica, aunque en la primera semifinal su voz le jugó alguna mala pasada. Lo que me gustaría resaltar es el equilibrio: no abusa de parafernalia, sino que la actuación es sencilla y engancha, y aunque trata el tema de la violencia de género no cae en lo facilongo, en el dramatismo extremo. Países Bajos supera el listón con Calm After the Storm de la mano The Common Linnets Indie. Un tema muy folk, muy Every Breath You Take, interpretado con magistralmente, con dos cantantes, uno enfrente del otro, que transmiten tensión sexual y complicidad. No me gustó nada en un principio, pero ahora se halla entre mis favoritas. Hará top 10 seguro, y quién sabe si llega a ganar.
Entre los temas más actuales se encuentra, también, Suecia con Sanna Nielsen, poniendo la voz y toda la ilusión (se ha presentado al Melodifestivalen siete veces) a una balada electropop Undo. Otra de las grandes favoritas. Tampoco podemos hablar de favoritos y de casas de apuestas sin mencionar a Running, de András Kállay-Saunders, representando a Hungría. El chico posee un timbre extraordinario para el R&B y el soul, aplomo y presencia escénica, aunque en la primera semifinal su voz le jugó alguna mala pasada. Lo que me gustaría resaltar es el equilibrio: no abusa de parafernalia, sino que la actuación es sencilla y engancha, y aunque trata el tema de la violencia de género no cae en lo facilongo, en el dramatismo extremo. Países Bajos supera el listón con Calm After the Storm de la mano The Common Linnets Indie. Un tema muy folk, muy Every Breath You Take, interpretado con magistralmente, con dos cantantes, uno enfrente del otro, que transmiten tensión sexual y complicidad. No me gustó nada en un principio, pero ahora se halla entre mis favoritas. Hará top 10 seguro, y quién sabe si llega a ganar.
Continúo con los temas trasnochadas. Un buen ejemplo es Rusia, abucheada en la primera semifinal, con las gemelas Tolmachevy Twins y Shine, un tema pop muy típico, pero pegadizo. Ganaron el JESC 2006, por lo que pueden recoger bastantes votos de los seguidores más fieles al mundo eurovisivo. La actuación peca de parafernalia injustificada. ¿Qué pinta en el escenario un balancín? La Europa del Este siempre quiere llamar la atención. Esto también lo sigue a rajatabla Ucrania, que recurre a una rueda de hámster donde un bailarín corre. Idea original (bueno, en Moscú 2009 usaron unos mecanismos similares), pero la originalidad, por desgracia, no la encontramos en el Tick-Tock. Pese a ello, los acertados arreglos, la simpatías de los países hacia Ucrania y la sensualidad de Mariya Yaremchuk jugarán a favor del país eslavo.
Entre las canciones con menos posibilidades se sitúan las siguientes. Islandia con Pollapönk presenta No Prejudice, un corte pop power, que roza lo grotesco con unos intérpretes y sus chándales. Su plaza en la final se justifica por el contrapunto que aporta y el colorido. ¡No todo tiene que ser drama y seriedad! Valentina Monetta vuelve a representar a San Marino por tercera año consecutivo. Aunque en Baku y en Malmö me convenció, esta vez su propuesta, Maybe (Forse) decepciona. Es una balada pop tan anticuada que en la primera edición, allá por 1956, sonaba trasnochada. Tampoco se salva de la pira Azerbaiyán, uno de los países que más ganas (por política y cuidar su imagen "democrática"), que esta edición presenta Start a Fire, cantada por la bella Dilara Kazimova. Pero, para bien o para mal, aquí la belleza y una trapecista poco ayuda en esta balada con influencia de la música azerí.
FINALISTAS DE LA 2ª SEMIFINAL
Malta, representada por la banda Firelight, y su tema, Coming home, me recuerda a la BSO de Tarzán (Disney) y tiene pretensión de himno. Uno de los seis últimos puestos será para ellos. Por su parte, Suiza siempre lleva grandes canciones al festival, normalmente infravaloradas, pero Sebalter, que sin ser un gran cantante, pero con carisma indiscutible, ha llegado a la final. Ojalá que al chico del silbidos, el violín y el country le vaya bien hoy sábado.
Luego, se encuentran las más "modernas". Polonia presenta a Donatan & Cleo y My Slowianie - We are Slavic. Con honestidad este rap me da igual, pero no negaré que la sensualidad de las chicas que la acompañan me hacen más indulgente. Más convincente me parece Grecia con Freaky Fortune y RiskyKidd. Su Rise Up, tema de corte electrónico y con pasajes rap, me recordará a otras canciones, pero nada más escucharla me anima. Además, la realización es digna de un aplauso sonoro sonoro. Vamos, es el subidón de la gala. Eso sí, no entiendo qué hace una cama elástica en medio del gigantesco escenario y los intérpretes saltando. Eurovisión no es el Circo del Sol.
Luego, está Silen Storm, interpretada por Carl Espen, bajo la bandera de Noruega, que no es sino una balada clásica, demasiado lenta y, a mi parecer, insustancial. Justamente, lo contrario de la grandiosidad de la actuación de Margaret Berger el año pasado. En cambio, Austria y Conchita Wurst nos presentan Rise Like a Phoenix, otra balada, pero en esta ocasión con reminiscencias a lo James Bond. Es muy peliculera, casi tanto como la barba de Conchita (el cantante se trasviste de mujer, pero conserva una barba prominente). El jueves se llevó una ovación del público que no había visto nunca en la historia del festival. Si no gana, será por culpa de los países retrógrados y homófobos del Este. Disfruté tanto de la canción, del talento del austríaco y de la realización que me pasó desapercibidos la dichosa barba y su estilismo. Representando a Finlandia, acecha Softengine, un grupo de veinteañeros, muy radiofórmula, comercial, pero la disfruto, y cada vez más, porque Something Better es un tema rock redondo.
Ahora comentaré las que, bajo ningún concepto, se merecen los puestos más bajos. Paula Seling & Ovi repiten representando a Rumanía (quedaron terceros en Playing with Fire en Eurovision 2010). La canción será muy EDM, electro y animada, pero es insustancial, le falta coherencia y magia. Magia sí que tiene la de Eslovenia, Round and Round, un tema pop calmado interpretado por Tinkara Kovac. Se deja escuchar y me recuerda a los inicios de Enrique Iglesias, pero no sobresale. Peor es el caso de Bielorrusia con su Cheesecake, cantada por Teo, un artista con poco carisma. Para más inri, el beat, demasiado marcado, la hace aún más petarda y sosa.
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