sábado, 14 de mayo de 2016

Eurovisión 2016 - BIG 5 + Suecia


Esta noche se celebra la gran final de Eurovisión 2016 y ya va siendo de comentar las candidaturas de los seis países que pasan directamente a la final. Sin más dilación, comenzamos.

Italia apuesta este año fuerte -otro año más- por una candidatura que solo podía ser italiana. Con Francesca Michielin y No Degree Of Separation los italianos se mantienen fieles a su identidad y seguro que los votantes del festival también serán fieles a este país que, desde su regreso a Eurovisión en 2011, traen calidad año tras año. La artista italiana tiene una voz y una presencia que recuerdan a los inicios de Laura Pausini y acordes con su balada. Por cierto, ¿qué me decís de su puesta en escena? Solo Italia puede traer un huerto al festival con su cebolla, su limonero, etc. sin parecer hortera y, encima, ganando en elegancia. ¡Cuánto debemos aprender de Italia en estos asuntos! No logrará un top 5, pero tampoco bajará del puesto 10.

Suecia se aleja este año de los tópicos eurovisivos, de los que en buena parte ha sido culpable. No ventilador, tampoco diva y canción de autoafirmación. Suecia apuesta por If I Were Sorry y por Frans, un tema R&B tranquilito servido con una puesta en escena minimalista, pero que marca la diferencia, y un intérprete jovencito, quizá algo inexpresivo, aunque con cierto ángel. La opinión pública y las casas de apuestas la consideran una de las favoritas. Y, sinceramente, no entiendo por qué. Hará top 10 por ser el anfitrión y porque el resto de países nórdicos han quedado fuera de la competición, pero una victoria sueca no es fruto de la realidad, sino del deseo de que no gane el ruso. Por favor, que no gane el ruso, que, si no, el festival vuelve a los derroteros de la década pasada y a la caspa. 

Alemania, después de quedar tan injustamente en el puesto 26, penúltima, con 0 puntos, parece que no va a correr otra suerte distinta este año. Jamie-Lee Kriewitz y su Ghost me gustaron mucho desde el principio, pero es un tema que se hace pesado y, aún más cuando la joven cantante se viste con un estilo muy japonés, muy alegre y con muñequitos en la cabeza. No juzgo su vestimenta, sus gustos, pero sí el hecho de que a una canción pop oscura, misteriosa no le viene bien ese chute de colorido en el atuendo de Jamie-Lee.

Francia con Amir y J'ai cherché ha sido una de las grandes favoritas, porque propone un pop fresco interpretado con un tío con mucho carisma y con una personalidad que encandila y que fácilmente engancha. Tenía todo para ganar o, al menos, para ponérselo muy difícil al ruso, sin embargo, con la puesta en escena tan sobria y lo que le cuesta llegar a varias notas de su canción (puede que por la presión y el cansancio que entraña participar en el festival) podrá darse Amir con un canto en los dientes si se marca un top 10.

Reino Unido. Si no le interesa el festival, ¿por qué no se marcha? ¿Cómo es posible que con la industria musical que tienen lleven al Globen Arena a unos jóvenes con aspiraciones de ser Coldplay tan inexpertos y descafeinados? Joe & Jake tienen la ilusión como mayor y única baza, porque su canción, You're Not Alone, solo es un tema pop británico agradable, eso sí, pero prescindible. Las casas de apuestas dejarán de ser optimistas cuando empiecen las votaciones.

Y, por fin, llegamos a España con Barei y su Say Yay!, una candidatura que apoyé desde el principio no por ser un hit potencial, sino por ser la menos mala. También me gustaba mucho el tema de Salvador Beltrán por tener un sonido español, ojo, no estoy hablando de que cantara en español, sino de que musicalmente sonaba a España y eso no tiene por qué ser malo, todo lo contrario: en el festival muchas veces se ha penalizado a países cuando el estilo por que apuestan no se asocia con su folclore (por ejemplo, Noruega 2012) y han ganado países que combinan con gracia folclore y comercialidad (Turquía 2003 o Grecia 2005, ambas ganadoras). También defendí en su momento a María Isabel, pero con el paso del tiempo y alguna actitud suya de mal perder, sobre todo, han hecho que valore cada vez menos su propuesta.

Barei ha contado con el apoyo de gran parte de los seguidores del festival, con la mayoría, me atrevería a decir. Transmitía la esperanza de que este año se hicieran bien las cosas, especialmente, la puesta en escena, porque lo demás (la voz, el carisma, la presencia escénica...) ya lo traía de serie. Además, ha sido bastante transparente estos meses y ha estado muy cerca de su público, de quienes han hecho posible que hoy vaya a actuar en el Globen Arena. Pero, esa esperanza ha desaparecido con una puesta en escena decepcionante, no porque sea minimalista (mejor poco que el barroquismo de España en Viena 2015), porque no es minimalista, sino simple. Responsabilidad de ella o responsabilidad de TVE, que no me extrañaría viendo quienes gestionan la candidatura, lo cierto es que la culpa no es de la SVT, la cadena sueca, de que ayer todavía la delegación española hablaba de seguir introduciendo cambios y mejoras. TVE nos toma el pelo: ¿qué cambio van introducir a unas horas del jury rehearsal, en que votan los jurados? Además, después del segundo se introducen pequeños cambios, algún ajuste, pero no se hacen cambios de tal envergadura como cambiar gran parte de los planos, la iluminación y el color de las pantallas? 

Así, hace unas semanas estaba muy claro el top 10 de España, sin embargo, hoy 14 de mayo, a unas horas de la final, coincido con la mayoría que sitúa a Barei en los puestos 15-20. Y es una pena porque la canción merecía, al menos, un top 7. Muchos, quizá, dirán que lo importante es la canción; vale, estoy de acuerdo: siempre me ha molestado que venza una candidatura por razones externas a la canción en sí misma (por eso, no quiero que gane Rusia). Sin embargo, lo cierto es que en Eurovisión es cada vez más importante lo visual que los criterios estrictamente musicales o, mejor dicho, es fundamental que haya un producto redondo que conjugue esas vertientes.

En mi opinión, España ha pecado de postureo, de pose. No es una crítica hacia Barei, aunque sí creo que le ha venido muy bien esto y que incluso ella lo ha favorecido, pero si muchos seguidores del festival no cayeran en la superficialidad de creerse modernos y lo más de lo más porque nuestra intérprete cante en inglés (todo el mundo sabe que un show siempre es mejor que un espectáculo, que la belleza es más bella si llama beauty, y que todo es muy cool, muy in, muy superbe, magnific...) y porque Say Yay! sea muy americano. Y mira que yo defiendo a Barei, que fue mi favorita en la preselección española, no tanto porque me entusiasmara, sino porque era lo menos malo, como antes he dicho. El problema de España en Eurovisión, aparte de las paupérrimas puestas en escenas, es la falta de autocrítica: ¿nadie podía hablar clara con nuestra artista y señalarle las debilidades de su candidatura? y, también, el complejo de inferioridad de los españoles. No sabemos vender la marca España porque no creemos en ella. Y todo lo español parece que apesta. Hasta nuestro propio idioma apesta y se tiene la impresión de que a Europa le apestará. Eso de que el inglés es el idioma de la música en estos momentos no es algo que haya caído del cielo, una suerte o una desgracia, sino algo a lo que han contribuido los hablantes de las otras lenguas. Es un hecho de que el inglés es el idioma predominante en la música en la actualidad, pero, también, es un hecho que rechazar el español solo alimenta esta situación. Y no hay que ser filólogo para defender tu propio idioma, solo hay que tener cierta sensibilidad hacia lo nuestro y quizá preferir conservar nuestra identidad a una victoria eurovisiva nuestra, pero sin ser verdaderamente nuestra. Y no me sirve la excusa de que el estilo musical suyo funciona mejor en inglés. Conformismo.

Como decía la culpa no es de Barei: ella solo se presentó a la preselección. La culpa es de quienes la votaron y de quienes piensan que España gana cuando deja de parecer España. No trato de exaltar la patria (parece que tiene connotaciones negativas, ¿verdad?), sino de expresar que tenemos que apostar de aquí en adelante por candidaturas que suenen a España como elemento diferenciador y que, ante todo, debemos llevar un temazo cantado en el idioma que sea, incluso en cualquier de las lenguas cooficiales.

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