viernes, 19 de agosto de 2016

MIGUEL DELIBES – El príncipe destronado

En El príncipe destronado (1973) Delibes explora el mundo de la infancia a través de Quico, un niño de tres años que a lo largo del día en que transcurre el relato lleva a cabo numerosas travesuras a lo largo de un día para reivindicar los mimos, el interés y, en general, el protagonismo que ha perdido tras nacer su hermana. Aunque a priori el principal interés de esta novela radica en conocer los distintos aprietos a los que expone a su familia Quico fruto de sus celos (en verdad, es fruto de la incomprensión que padece en sus carnes; Quico no envidia a su hermana, de hecho, intenta ayudarla), lo cierto es que, a pesar de la sonrisa que logran sacar sus travesuras, el verdadero interés de la novela reside en las carencias, los miedos y las angustias que caracterizan a los personajes y a sus relaciones. 

No pretendo destripar la trama: espero que sea el lector quien la descubra por sí mismo; ahora bien, sí quisiera anticipar que los problemas personales y familiares surgen de la sociedad opresora del régimen franquista y de los valores asfixiantes e hipócritas transmitidos por la cultura judeocristiana. Resulta admirable la sutileza con que Delibes los inserta y los valora moralmente, quiero decir, el autor vallisoletano logra denunciar las injusticias y la opresión de la burguesía con un simple diálogo en apariencia inofensivo, describiendo una situación y otras maneras disimuladas. 

El príncipe destronado ofrece diálogos valiosos y absolutamente creíbles, muestra el gusto de su autor por la reiteración de elementos y rehuye los artificios y los a veces pretenciosos ejercicios de ingeniería narrativa; sin embargo, en otros novelas que he leído del autor (El camino, Cinco horas con Mario y La hoja roja), donde también aparecen los anteriores rasgos estilísticos, encuentro una mayor hondura psicológica, una mayor indagación en el ser humano, la cual, en ocasiones, se desvanece en El príncipe destronado por el excesivo protagonismo en la narración de las travesuras de Quico. Por ello, esta novela resulta especialmente recomendable para quienes busquen una lectura sin demasiada complejidad formal e, incluso, para iniciar a los niños en un autor sinónimo de excelente pluma como lo es Delibes.

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