sábado, 20 de julio de 2013

LO QUE ESCONDE TU NOMBRE - Clara Sánchez

Después de meses y meses sin escribir, vuelvo con unas cuantas reseñas literarias. Hoy es el último de Lo que esconde tu nombre, que ya tiene unos cuantos años, y muy pronto subiré Misión Olvido de María Dueñas. Gracias por leerme, y espero que os sea provechosa esta crítica. 
LO QUE ESCONDE TU NOMBRE - CLARA SÁNCHEZ
Llegué a este libro por dos afluentes, como lectura voluntaria en mis estudios de Bachillerato y como un texto que levanta pasiones en algunos, mientras que en otros les parece un texto monótono, falto de un ingrediente tan necesario como la levadura para hacer un bizcocho: el clímax literario. Prueba de ello se encuentra buscando en blogs o en otras páginas webs críticas de Lo que esconde tu nombre. Así que, en una decidida huida contra los prejuicios, quise tener mi propia opinión, por lo que, inmediatamente después de terminar el año académico, he leído la novena novela de Clara Sánchez poniendo especial énfasis no sólo en la trama, sino también en sus personajes, el estilo de la autora o la coherencia.
Para empezar, el argumento es bien simple. Una chica se marcha a la costa levantina para decidir cómo encauzar su vida, una vida marcada por un novio al que no quiere tanto como ella quisiera, marcada también por la monotonía así como por su embarazo. Sin embargo, al llegar, conoce un matrimonio de octogenarios noruegos que la tratan como abuelos, pero que, pese a su apariencia amigable, son unos viejos nazis que se instalaron en España para escapar de la Justicia. No obstante, la joven ignora el pasado oculto de estos ancianos hasta que Julián, un argentino jubilado que había sufrido en sus propias carnes la vida en un campo de concentración y que, desde su liberación, se dedicaba a cazar nazis, le desvela la realidad en la que vive. Desde entonces, Sandra, que así era como se llamaba la chica, y después de un escepticismo inicial, va viendo con otros ojos ciertas costumbres del matrimonio y sus amigos, quedándose encerrada en una realidad de la que no era tan fácil salir.
El planteamiento es sencillo, lo que no siempre implica que la trama deba ser simplista o pecar de anodina. Pero, en este paso, sí que se cumple la regla de tres, pero por suerte sólo en parte. No suceden grandes acontecimientos, los giros argumentales sobresalen por su ausencia, y la intriga y el terror que en el contraportada la autora nos promete se quedan en meras promesas. Si he terminado de leerlo, ha sido más bien no por la “necesidad” de saber cómo va a terminar la historia, sino por un simple “instinto cotilla”. Esto es, la historia es tan intrigante como saber por qué discuten los vecinos del quinto, o de quién se ha quedado embarazada la pescadera que vive debajo de tu casa. Sinceramente, es una pena que un planteamiento tan simple, pero tan productivo como para alimentar de contenido las cuatrocientas páginas se haya explotado poco. Por ejemplo, las famosas ampollas podrían haber logrado la “eterna juventud” y que los nazis se mataran unos a otros por ellas; la Hermandad podría haber intentado asesinar. En definitiva, más acción, más inyecciones de sorpresa, etc.
Los personajes se pueden describir con tres adjetivos: planos, estereotipados y superficiales. Excepto Sandra que sólo se muestra más madura al final de la obra, los personajes para el lector se dividen en buenos y en malos, lo que añadiéndoles a cada uno ciertas dosis de complejidad psicológica y de contradicción, la novela ganaría en riqueza y el lector podría empatizar más con los personajes, porque nadie es tan bueno como Julián o Sandra, todos tenemos la tendencia de no hacer siempre el bien (aunque claro está, que ningún ser humano puede superar tales cotas de maldad como los “malos” de la historia). Lo cierto es que los perfil de Sandra y Julián con ciertas pinceladas de maldad hubieran ganado y sin duda ambos personajes parecerían más “humanos”.
Es el primer libro que leo de la autora y, sin duda, lo que más destaca del libro es su modo directo de escribir. Tal vez su estilo no es muy personal, no encuentro rasgos que lo distinga del de otros autores. Con todo, sí que es verdad que en su prosa hallo una expresión natural, una cohesión que destaca por coser los hilos de la historia sin artificios, pero con ritmo, sin sonar artificial. No obstante, me gustaría mencionar que a veces la omisión de algunas comas y la elipsis del sujeto llevan a confundir a quién se refiere la escritora, lo que a veces ni siquiera el contexto clarifica totalmente la duda. Tampoco quisiera ignorar las hermosas digresiones y reflexiones sobre ciertos aspectos de la vida, así como algunas metáforas e imágenes. De todos modos, en algunas de ellas presiento que Clara se las ingenia para incluir estas “ideas literarios” sea como sea, lo que no siempre queda muy natural. Aún así, como planteamientos aislados me gustan, aunque en el conjunto de la obra no queden tan bien.
En definitiva, Lo que esconde tu nombre es una novela disfrutable, ideal para las vacaciones y para leer sin calentamientos de cabeza, pero no para saborear sus páginas una y otra vez, ni tampoco para tomar como fuente de inspiración. Empleando una metáfora culinaria, no es un plato de alta cocina, más bien un plato combinado, un tipo de comida que de vez en cuando no está mal. Y, a diferencia de los que la encuentran aburrida o la definen como una pérdida de tiempo, en mi opinión en una buena historia con sus defectos, pero bastante recomendable, a pesar de que no pasará a la historia de la literatura como un clásico.
NOTA: 6,5

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