sábado, 19 de mayo de 2012

REQUIESCAT IN PACE

No hay peor muerte que morir en vida; despertarse cada mañana sin nada que incite a levantarse de la cama y buscar, incansablemente, aquellos instantes que nos reserva el mundo para pellizcarnos el alma y sacarnos una sonrisa.

Por desgracia, a través de las anteriores palabras, se puede describir el día a día de quienes no luchan por lo que quieren, de los que prefieren sentarse en el sillón esperando que, por arte de magia, el tiempo les ofrezca aquello que nunca fueron capaces de conseguir por sí mismos, o aquellos que se convierten en títeres de su propia resignación que crece vertiginosamente, mientras la dignidad yace bajo su propia sepultura del mismo modo en que un cadáver reposa sobre la tierra y las esperanzas de resurrección se circunscriben a mera ficción.

Éste es el epitafio bajo el cual reposan los que se refugian en diluir la felicidad de los demás con el único fin de olvidar que, aunque de apariencia vivan y su corazón lata, ellos dejaron de existir hace ya años, lustros o siglos, aunque para el resto de mortales no sean más de un segundo. Para ellos, la vida es un pesado lastre e intentan consolarse, sin éxito, en el sufrimiento de los demás. Y, cuando, ingenuos, creen haber logrado su fin, dibujan en su rostro una siniestra mueca; mas nunca equiparable al negror que se desprende desde su más profundo ser.

En sus “alegres fiestas”, la mayor felicidad que se advierte son las ondas sonoras que merodean sobre el cementerio de sus cabezas y que provienen de un radiocasette. Éstos creen ser dueños de su vida; cuando, en verdad, no son más que víctimas de su hábitat, donde la soledad, la frustración y la tristeza son los protagonistas sobre el escenario de su sepultura.

Para acabar, daré el ÚLTIMO ADIÓS a todos ellos, porque realmente es la desgracia que se recuesta sobre estos seres e, insólitamente, creen tener el mundo a sus pies en vez de acabar siendo pisoteados por los pies del mundo. No obstante, les seguiré llevando flores al cementerio, para recordar que he de andar por un camino que se alce como las antípodas del suyo; de lo contrario viviría en mi muerte o moriría en mi vida.

RIP

No hay comentarios:

Publicar un comentario