El
porqué de las cosas de Quim Monzó recopila unos cuentos
cargados de ironía y de humor ácido, con carácter, muy originales
y que, por suerte, no se pierden en rodeos. Tal vez por ser estas características aplicables a su autor, este despierta filias y fobias a partes iguales. De hecho, a pesar de la cálida
recepción–diría que inmejorable– tanto por el público como por la
crítica de este libro, sus cuentos algunos los tachan de literatura menor, quizá
considerando estos que la creación literaria exige un lenguaje
preciosista, un tono abigarrado, una complejidad formal evidente y un
empleo prolijo de metáforas. Si superamos esta visión tan
rudimentaria, disfrutaremos de una de las mejores obras recientes de
la literatura en catalán y, desde luego, también de la literatura
nacional: El porqué de las cosas ratifica que hay vida
(literaria) más allá de las metáforas.
Pero
los méritos de esta serie de cuentos no se limitan al humor, al
lenguaje directo y la concisión –en “El ciclo menstrual” incluso
los personajes reciben como nombres una serie de consonantes (Pti, Grmpf, etc.)–. El principal mérito de estos cuentos reside en la
capacidad para retratar la sociedad española; aunque el grueso de la
obra encara los problemas de pareja, en el fondo, refleja la
discutible moral española y los motivos que nos distancian de la
plenitud vital: los celos, el egoísmo camuflado de sinceridad, la
mala comunicación, el machismo, el miedo, etc. Esto motiva el título
del libro, que a priori podría parecer un manual de autoayuda o un
ejercicio de prosa didáctica. Nada más lejos de la realidad.
Otro
mérito digno de mención es la regularidad: la calidad de los
cuentos, por lo general, se mantiene en los mismos niveles, con un
tropiezo anecdótico en “La fuerza de voluntad” que, por
supuesto, no ensombrece cuentos excelentes como el estremecedor
“Entre las doce y las una”, el certero “La micología” –mi
preferido– y el curioso “La inmolación”.
Estos
tres cuentos, tan distintos entre sí, demuestran la maestría del
cuentista Quim Monzó sea cual sea la extensión del cuento, el tono
y la tradición de la que parte, porque la naturaleza de los cuentos es
diversa. A grandes rasgos, se perciben tres tipos: los cuentos sobre
relaciones de pareja, en los que destaca el gusto por el absurdo, la
concisión y las alusiones al sexo desprovistas de erotismo,
naturales, los cuentos que recogen y revisan los cuentos
tradicionales y, por último, los cuentos metaliterarios, una pequeña
sección que cierra la colección de cuentos, una pequeña parte que
brilla con luz propia pues detrás de las alusiones que atañen al
proceso de creación literaria hallamos una reflexión sobre la vida.
Recupero en esta nueva etapa del blog una sección que he tenido abandonada durante más de dos años y medio y no será por amenazas a la corrección idiomática que he advertido durante este tiempo. Y digo amenazas con cierto tono burlón, porque, por ejemplo, confundir a ver con haber es un síntoma que revela un conocimiento deficiente del idioma, pero que no reporta problemas serios, a menos que te tropieces con algún filólogo de la Santa Inquisición. Es cierto que cometer un error tan básico como este no es motivo de vanagloria, pero tampoco debe motivar una censura humillante, una enmienda desde la prepotencia, por parte de quien posee una competencia lingüística mayor: aún no he conocido a la persona que jamás se desvíe del buen uso del idioma. Me atrevería a decir que no existe. En función del nivel del instrucción, entre otros factores, el hablante comete unas faltas y no otras y con menor o mayor frecuencia. Nadie es inmune a la incorrección idiomática.
Sin más dilación, comienzo con el adjetivo póstumo. En los últimos meses he estado atento a las noticias y a las reseñas sobre los álbumes de David Bowie. El adjetivo póstumo ha estado presente en muchas de ellas y no siempre bien utilizado. En el DLE define del siguiente modo: "2. adj. Dicho de una obra: Que sale a la luz después de la muerte de su autor". Aunque la mayor parte de la prensa no ha cometido falta léxico-semántica alguna: solo ha recurrido a este adjetivo para referirse a las canciones inéditas no publicadas aún o para expresar que de haber fallecido dos días después sería póstumo, no todos los periodistas han tenido claro el significado real de póstumo. En la siguiente noticia del periódico La Verdad se puede leer esto:
David Bowie había fallecido a los 69 años, solo tres días después del sonado lanzamiento planetario del aclamado 'Blackstar', álbum ahora póstumo y revelador.
Dado que Blackstar se publicó cuando David Bowie vivía, este álbum no pasa a ser póstumo al morir.
Continúo ahora con el sustantivo prototipo. No sé cuántas veces habré visto cómo los presentadores o el equipo de postproducción de los programas del universo tróspido o de First Dates corrigen a los concursantes cuando afirman que determinada persona es su "prototipo de mujer" o su "prototipo de hombre". Desde luego, estos concursantes estarían equivocados si emplearan prototipo en su primera acepción ("Ejemplar original o primer molde en que se fabrica una figura u otra cosa", según el DILE). Los que están equivocados son los que censuran este uso, porque obvian la segunda acepción. Dado que la redacción de la segunda acepción del diccionario CLAVE resulta más ilustrativa, comparto esta:
En ninguno de los diccionarios aparece una marca que indique que estamos ante un uso vulgar, como sí ocurre en el DILE con la palabra almóndiga. Por tanto, no cabe duda de que prototipo de mujer es una expresión correcta.
Acabo esta tercera lavadora del castellano con la locución adverbial a bote pronto, que significa 'de manera improvisada'. Últimamente, estoy escuchando bastante a voz de pronto, que surge de la pérdida del referente o del origen de la expresión, como comentan en el foro de CVC. Asimismo, la impropiedad léxica de a voz de pronto quizá pueda explicarse por el vínculo tan estrecho entre pensamiento y lenguaje. Así el uso de a voz de pronto para expresar un pensamiento poco detenido, improvisado, resultaría más transparente semánticamente, pero esto no la convierte en una expresión correcta.
Hasta aquí la entrada de hoy. Mi intención es publicar otra "lavadora" dentro de dos semanas, el próximo lunes 3 de octubre, pero ya veré si la adelanto o la pospongo. Os invito a dejar un comentario. En él podéis proponerme cualquier expresión, cualquier idea, para analizar en próximas publicaciones.
"Más Bruce Springsteen y menos Coldplay", dice Pablo Iglesias. Acabo de leer el siguiente artículo: http://jenesaispop.com/…/el-errado-ataque-de-pablo-iglesia…/, y he sentido la necesidad de escribir, de dar mi opinión. Desde luego, no voy a hacer ninguna valoración de tipo ideológico por un motivo: no concibo las redes sociales como un espacio idóneo para tratar asuntos políticos más allá de servirse de ellos, como algunos hacen, para congraciarse con los amigos o hacer gala de cierto sectarismo. Así el comentario de Iglesias me sirve de mero pretexto no para aupar el pop, sino para defender que el rock y el pop para nada son incompatibles, que ni siquiera son las dos caras de la moneda. Y, como digo, hasta aquí las menciones al de Podemos, porque ese "más Bruce Springsteen y menos Coldplay" podría haberlo pronunciado cualquier político español, incluido Rajoy: hay que tener en cuenta que una buena parte de los que deciden unirse al supuesto bando del rock tienen un comportamiento muy similar a los votantes conservadores: apoyan a sus ídolos aunque el disco solo sirva para espantar los pájaros.
Ni critico el voto conservador ni critico a Bruce Springsteen. De hecho, estos días estoy descubriendo su discografía y encuentro en él a un gran letrista: algunas veces por su capacidad para captar la realidad y describirla con cuatro pinceladas y otras, la mayoría, por sus letras tan narrativas que dan voz a la clase obrera y a su explotación. Tampoco critico a Coldplay, aunque no me terminen de convencer sus canciones y eso que siempre he sido muy fan de La oreja, cuyos arreglos tienen algo de Coldplay.
Lo que sí critico es que en la sociedad actual se aprovecha cualquier diferencia para trazar una línea divisoria. ¿Qué motivo hay de crear bandos a diestro y siniestro además de para posicionarte en uno de ellos para mirar por encima del hombro al que está frente a ti? No hay ningún motivo ni criterio que posibilite la incompatibilidad. Solo hace falta abandonar la intransigencia, trabajar la autoestima y dejar de revolcarse en el gusto por la ignorancia para comprender que en la vida real no existen los "estás conmigo o contra mí", a menos que uno se empeñe en establecerlos en sus relaciones.
Los ejemplos son innumerables. David Bowie, en la actualidad mi artista favorito, siempre tuvo un concepto de la música más allá del contenido: la teatralidad, la estética y la forma siempre estuvieron muy presentes en su carrera, no solo en su etapa glam rock, sino también en el resto de estilos musicales, como el "drum'n'bass" con "Earthling" (1997) o el "plastic soul" de "Young Americans" (1975). No conozco artistas que vendan más "merchandising" que los que se suponen opuestos a la música más superficial. The Rolling Stones, Iron Maiden o Scorpions (ya sé que estos últimos son más "heavy metal" que rock) más que bandas son franquicias. Red Hot Chilly Peppers y Ramones son para muchos marcas de ropa, aunque a los primeros les viene bien, porque anda que los últimos discos... De los Ramones todavía no he escuchado nada.
Hay un odio desproporcionado hacia el marketing, al que se le acusa de superficial. Todos recurren al marketing, todos quieren vender y, si no, que se lo digan a los seguidores de David Bowie, porque entre reediciones, "box sets" y otros sacacuartos ha hecho el mes de agosto o, mejor, los doce meses año tras año.
Como digo, el problema está en considerar el rock como un género comprometido y el pop como un estilo superficial. Madonna desde el pop ha roto muchos tabúes sexuales gracias a su álbum "Erotica" (1995) y algunas canciones anteriores y posteriores. Con "American Life" se enfrentó a la hipocresía americana cuando EEUU se arrodillaba ante su presidente en el contexto de la Guerra de Irak. De hecho, el batacazo comercial de ese disco fue absoluto en su país y necesitó sacar un disco puramente hedonista como "Confessions On The Dance Floor". Y no pasa nada tampoco. Nada censurable. Quizá Pet Shop Boys sea un caso más ilustrativo de compromiso social en su música: la prostitución ("Rent"), la hipocresía que se esconde detrás del amor ("Love, etc."), la educación religiosa opresiva ("It's A Sin"), etc. Estas canciones, por cierto, han sido algunos de los sencillos más emblemáticos de PSB.
Comer sin apetito o la promiscuidad no están tan mal vistos como la música que busca el mero entretenimiento. Siempre hay quienes se ven en la necesidad de intelectualizar cualquier cosa para dignificarla. Ahora bien, lo que detesto es cuando los artistas prostituyen la música con intérpretes que solo lo son en el plató de Mujeres, hombres y viceversa o cuando los artistas componen como si estuvieran haciendo churros, es decir, cuando el arte pierde valor y lo gana todo el dinero. En la música no hay bandos: la música comprometida socialmente y la buena música no lo son por el género o los géneros a los que pertenece y puede, además, que hablar de buena y mala sea muy atrevido e imprudente. Una canción se disfruta y punto. Si te gusta, da igual que sea buena o mala. Simplemente, déjate llevar, escúchala. Y, por último, ¿qué ocurre cuando una canción de Bruce Springsteen es versionada por PSB? Estoy hablando de "The Last To Die". ¿Rock, pop o música?
Llevaba tiempo planteándome un cambio para este blog no solo por mi querencia a la continua renovación, sino también porque este espacio va tomando un camino distinto al inicial. Ya no lo concibo como unos cuantos blogs en uno solo, sino como una bitácora centrada en dos actividades: la creación literaria y la opinión. Tenía que acabar con la abundancia de colores, muy presente hasta ahora en mis isotipos y logotipos así como en los cartelitos que funcionaban de portada de cada entrada. Necesitaba integrar todos los contenidos. Coherencia. Unión. El color identificativo de cada temática ha llegado a su fin.
Evolución logotipo, isotipo e imagotipo.
El acantilado de las palabras es una bitácora centrada en la palabra, no es casual ese "de las palabras". A pesar de la diversidad de asuntos que he tratado hasta la fecha, he dedicado más de la mitad de mis publicaciones a la literatura, en especial a reseñar libros y publicar mis propios relatos. Esto se lo debo a mi formación filológica, la cual me motiva a recuperar una sección que siempre me funcionó en cuanto a visitas y que, pese a ello, he tenido abandonada. Estoy hablando de "La lavadora del castellano". Pronto habrá una entrada dedicada a revisar y enmendar errores idiomáticos que encuentro con frecuencia en la prensa y en la calle. También abordo otros temas en cuanto aficionado. La música y la televisión son algunos de ellos. En cuanto a la plantilla de la bitácora, mantenga el mismo "template", porque no he hallado ninguno que mejore la actual o, mejor dicho, que se adapta a las necesidades de mi blog tan bien como esta.
La construcción del logo y la versión contraída / El imagotipo
La denominación es complicada. Me es difícil hablar de versión contraída del logo, cuando el logo (el título completo) surge de buscar un isotipo potente, que recordara gráficamente a la "A". Siguiendo un artículo de la fantástica web sobre branding, Brandemia, comprendo las diferencias conceptuales entre isotipo, logotipo, imagotipo, etc. De todos modos, no tiene mucha importancia saberlo, pues este blog no es un negocio en el sentido de actividad lucrativa. Escribo solo porque me apetece, porque disfruto. No hay más. Por cierto, os recomiendo visitar Brandemia y, también, Marca por hombro, porque se aprende mucho con las anécdotas sobre marcas y con sus análisis de branding, de identidades corporativas, etc. Gracias a ellas, tengo más claras que nunca dos cosas básicas en este campo: primero, el factor estético jamás debe opacar la capacidad del logotipo para expresar los valores de una empresa y su posicionamiento y, segundo, un logotipo debe aguantar el paso del tiempo, no debe aferrarse a la moda, debe volar más alto para ser un elemento duradero. Asimismo, estas webs demuestran con sólidos argumentos por qué la creación de la identidad visual no la puede hacer cualquiera, que no es tan simple como abrir el Paint y hacer lo primero que se te pase por la cabeza. Es una tarea para los especialistas en branding. Bien está cada piedra en su agujero.
Consciente de ello, puede que resulte atrevido e imprudente explicar el proceso creativo de la nueva identidad visual de mi blog siendo yo tan solo un aficionado. Quizá debería centrar me en los contenidos filológicos. Con todo, voy a intentar justificar mi diseño.
Nuevo isotipo.
He optado por continuar la senda de formas geométricas. Anteriormente, empleé los triángulos; ahora, los círculos y una línea angulosa que sugieren una "A" de "Acantilado". La falta de conocimientos de diseño gráfico (he trabajado con Inkscape, programa de dibujo vectorial) ha sido fundamental en la decisión, he de reconocer. Ahora bien, considero que solo con estos elementos he conseguido un isotipo minimalista, reconocible y capaz de representar las intenciones para la cuarta etapa de mi bitácora. Me he inspirado en una serie de trabajos muy diferentes entre sí. Entre ellos, la obra del japonés Shingo Oe, el que iba a ser el logo de los JJOO de Tokyo 2020, en el isotipo de Supermercados Día (WTF!), el tangram y en imágenes de acantilados, de ahí el empleo de las líneas angulosas. Tenía pensado desarrollar otra ruta mucho más colorida y con otras influencias, sin embargo, la descarté por no ser poco concisa como esta y por ser poco original. He rastreado Internet para comprobar que no existe una imagen similar a este nuevo isotipo. Os pido que me informéis si lo hubiera, ya que al trabajar con un número muy limitado de elementos en el branding a veces ocurre que dos logos se parecen demasiado sin ser para nada plagio. Espero que no sea el caso.
El ángulo agudo pretende sugerir el carácter afilado, irónico, de algunas entradas, y, también, mi propósito de diseccionar, de realizar un análisis profundo y preciso, sin olvidar, por supuesto, las exigencias de un blog, de todo tema que aborde. No me gusta quedarme en la superficie. Asimismo, la imagen completa representa un escritor y, por ende, la importancia de la palabra, así el círculo rojo superior sería la cabeza y la línea descendente más pronunciada sería la herramienta de escribir. Un bolígrafo, por ejemplo. También, evoca la sucesión de segmentos negros una cara, así el círculo rojo sería el ojo. De este modo, expreso que escribo con honestidad, de manera sincera, que hay un vínculo directo entre lo que veo (y pienso y siento) y lo que escribo. Este vínculo, asimismo, se produce en sentido opuesto: accedo a la realidad sin prejuicios, porque valorar un programa, un álbum o un libro de esta manera es un esfuerzo inútil. Mejor no hacerlo. Por último, el isotipo pretende evocar la figura del lector, porque sin visitas no tendría mucho sentido escribir. En este caso, el círculo inferior funcionaría de asiento. El resto es evidente. Como se observa, es una imagen muy versátil y ambigua: aporta diversas interpretaciones que se ajustan a mi blog y que se complementan. Incluso, los segmentos negros forman un cuatro reflejado, como guiño al cuarto diseño de este blog.
Nuevo logotipo. Surge del isotipo.
Tomando líneas rectas negras y los círculos rojos, construyo la palabra "Acantilado". Para el resto de palabras empleo la fuente Segoe UI. Decisión difícil: o perdían protagonismo cuatro palabras en beneficio de "Acantilado", o empleaba el recurso de "Acantilado" en el resto del título y perdía mucha expresividad, o eliminaba parte del título, lo que supondría utilizar otro título. Con este logotipo, en cierta medida, disonante, preservo parte de ese punto lúdico de las anteriores identidades visuales del blog gracias al colorido de estas.
Las ventajas de este logotipo es que se convierten en la base de las tarjetas o las postales de cada blog: cada letra combinada con otros elementos de determinada manera me permite crear los siguientes iconos: un televisor, un bocadillo de pensamiento, un corchete, un lector, un escritor, una "ñ-lavadora", un hablante y un cronómetro, que evoca una figura humana. Estas son las secciones cuyo diseño he preparado. No obstante, es probable que no emplee nunca la de idiomas ni la de historia. Asimismo, como se observa, se pierde la sección "Un trago de vinagre", que ahora entraría en la sección de "Opinión". Ahora bien, no cierro las puertas a que se mantenga con su nombre y con un círculo verde en su icono, lo que rompería, en cierto grado, la estética de mi propuesta.
Iconos según sección.
Ejemplo de tarjeta o portada de cada publicación.
Pretendo con las nuevas tarjetas que resulten más versátiles a la hora de modificarlas, de rellenar la plantilla para cada una y se ajusten mejor a las miniaturas de Facebook. Los círculos rojos debajo del título, aprovechando que son diez, me servirán para mostrar de manera más visual que nunca la nota con que puntúo los álbumes, los libros y cualquier otro material que reseñe.
Hasta aquí los cambios más evidentes hasta el momento, pero El acantilado de las palabras ha cambiado y seguirá cambiando. De manera progresiva, introduciré nuevos cambios: una pestaña "Contacto" para quien quiera sugerirme, pedir o comentarme cualquier asunto, una mayor actividad en Twitter (@Acantilado_Blog) más allá de publicar el enlace de cada entrada y, también, otros cambios que consideré pertinentes. Ahora toca probar cómo se va desarrollando esta etapa que hoy empieza en el blog en la que pretendo limitar los temas con miras a conseguir mayor coherencia y unidad y probar nuevas secciones sobre contenidos filológicos y de opinión.
Gracias por leer. Agradezco los comentarios. Opina.
He tenido la fortuna de descubrir la maestría literaria de Rosario Castellanos y de ahondar en la poesía de esta poeta chiapaneca a la que tengo pensado dedicar una entrada pronto. En la tierra de en medio, obra de culminación poética, ofrece unos poemas memorables, de esos que atraviesan el alma y residen en la memoria hasta que la memoria resida en quien los lee. Me he basado en el poema "Lecciones de cosas" para escribir los próximos párrafos. Recupero hoy una sección del blog a la que tengo especial cariño, aunque rara vez la visite. Hablo de Un trago de vinagre, sección en la que hoy os invito a leer las siguientes ocho maneras de ser bueno y morir en el intento, pero también a reflexionar, a ir más allá y, ¿por qué no?, a dejar vuestros comentarios al final.
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OCHO MANERAS DE SER BUENO Y MORIR EN EL INTENTO
1. Conviértete en esclavo y aumenta el valor de tu currículum. Una buena persona debería evitar por todos los medios el conflicto, así que si trabajas en equipo o compartes piso y cargas en tus espaldas con todas las tareas calla y trae el café mientras tus compañeros hablan de las batallitas del fin de semana. Ser bueno es más que hacer lo que puedas: es hacer, además, por ellos lo que los demás pueden hacer y deben. No solo te convertirá ante los ojos de los en buena persona, sino que te ayudará a crear un buen ambiente en la oficina con tus compañeros y a encontrar la inspiración en tus proyectos profesionales, perdón, en vuestros proyectos. A los amos de casa, lo mismo: procurad que vuestras parejas y vuestros hijos no recojan nada, podrían padecer lumbago o fracturarse algún hueso al recoger los juguetes o los calzoncillos. En el fondo es divertido si os imagináis que sois Mario Bros y que los trastos por recoger son monedas y setas. La diferencia es que recoger monedas en el videojuego te da una vida; en vuestro caso, os la quita.
Y no, todo esto no es esclavitud, esto ahora se le llama matrimonio o contrato basura. Te pido encarecidamente que no lo llames esclavitud, que eso está más pasado que el chándal de tactel o las elecciones generales en España cada cuatro años. Just do it! Todo esto puede que no te haga más feliz, pero te será útil para encontrar un empleo cuando algún día las cosas se llamen por su nombre y los directores de Recursos Humanos se quiten la careta y dejen de pedir tonterías como manejo de suites ofimáticas, idiomas y carreras universitarias y te exijan sin pestañear varios años experiencia como esclavo.
2. La gente es buena por naturaleza; tú, un mal pensado y, encima, mala persona, si no, ¿para qué estarías leyendo esto? Esto es como la entrada del wikiHow sobre cómo tener carisma: reconócelo, las personas carismáticas de verdad nunca se preguntarían cómo tenerlo... Dejemos el carisma, porque hoy hablamos de bondad. No seremos nunca buenos hasta que nos convenzamos de que nosotros somos mal pensados. Que te controlen el móvil no significa que la celosa de tu pareja no confíe en ti; es una manera de entregarse a ti y de protegerte de encontrar a alguien o algo que te haga feliz, y, como todo el mundo que desconoce las últimas amenazas a la paz en Francia sabe, la pérdida de privacidad trae consigo una mayor seguridad. Tampoco seas mal pensado con quienes propinan una buena paliza al transexual, a la esposa o al gordo de la clase, porque la gente violenta en el fondo lo es porque ha sufrido mucho, no la han tratado bien y eso por algún lado tiene que salir. ¿Qué quieres? ¿que exploten por no poder expresarse? Seguro que lo hacen sin querer, se habrán tropezado, tendrán un mal día, no habrán dormido bien... Por consiguiente, si propinan una "buena paliza", hay que perdonar aunque sea tarde porque como dice el refrán Nunca es tarde si la dicha es buena y antes he dicho: "buena paliza". Venga, sed buenos y perdonad, porque, como nos enseñan las resoluciones judiciales, no deben ser tan malos los agresores cuando la vejación sale más barata que una entrada de teatro. Por ende, no critiques a nadie, sé consciente de tu condición de mal pensado y evita juzgar. Mira a otro lado y no levantes la voz hasta que el cuchillo de tu asesino atraviese tus carnes y sea el momento de decirle a este: "Perdóneme, caballero, por tener la piel tan fina y delicada, cuánto siento haber manchado su cuchillo".
3. Lo bueno no depende de ti, viene de fuera. Comprendo que muchos que pueden decir con un orgullo mezclado con un poco de frustración y despecho que el pan que se comen es fruto de su sudor y de Dios por permitirles la fuerza y la energía para ganar ese pan bendigan la mesa. Los pobres y los honestos, que se suele decir que son los mismos, tienen a Dios; el resto, contactos y la protección de San Enchufes. Sé humilde, todo lo bueno de tu vida no es cosa tuya: tiene origen divino; eso sí, las enfermedades terminales y otros problemas de esta talla tienen un pésimo servicio posventa. De lo malo te responsabilizas tú. No, mejor, hazte la víctima: eso te allanará el camino hacia la bondad. El sufrimiento dignifica al parecer y no porque lo diga yo. Madre Teresa de Calcuta defendía el culto al sufrimiento. Recomiendo que incrementes tu sufrimiento, que te engañes a ti mismo, porque la sabiduría popular sabiamente dice ante la lamentación ajena que ya vendrán tiempos mejores. Por ello, es más eficaz dejar que te exploten en tu trabajo y favorecer en tu tiempo libre tus desdichas antes que protestar o, simplemente, rescindir el contrato.
4. Entrégate, pero antes entrega tu dinero y tu vida. Los talifans saben muy bien lo que significa entrega, aparte de atraco a mano armada, porque son buenas personas. Por favor, no me preguntes a qué acepción me refiero en este adjetivo. Si dudas, repasa el punto 2. Como venía diciendo, los talifans se entregan y compran muchos cedés para que lleguen al número 1 y, luego, las discográficas lo agradecen sangrándolos con refritos, canciones adicionales repartidas por todas las plataformas digitales habidas y por haber. Y nosotros a estas sanguijuelas les debemos agradecer su bonito gesto de sangrarnos por aquello del valor terapéutico de las sangrías y de las sanguijuelas. Pero no te olvides de sonreír. Los demás quieren verte feliz. Pon buena cara, que no se den cuenta de que te están puteando, porque entonces tú los estás puteando haciéndoles sentir culpables y, entonces, serías mala persona.
5. Sé conformista. Para ser feliz solo necesitas comida, ropa y tu cuerpo (o una parte de él). Si tu objetivo es la felicidad, quédate con esto. Pero tú aspiras a ser bueno, tú has venido a jugar. Para ser bueno tienes que poner en un aprieto a Séneca y seguir la filosofía de los adictos a comprar en los chinos, esto es, el consumismo senequista, que consiste en comprar bienes de tan mala calidad que no sean de usar y tirar sino directamente de comprar y tirar hasta vaciar el monedero solo por gastar. Por eso, confórmate con la jefa que no te paga las horas extra, porque menos da una piedra y sería peor que ni siquiera pagara las ordinarias. Confórmate con la pareja que se apropia de tus ojos y custodia tus deseos porque, como decían las revistas para adolescentes, la vida a solas no merece la pena y más vale estar mal acompañado que solo. Conformismo, esa es la clave. Pueden insultarte, acosarte, pero piensa que tampoco es para tanto, que no ocurre las veinticuatro horas del día y que podría ser más grave. El éxito de esto reside en pensar que en ver el vaso lleno cuando está vacío, que las cosas mejoran. No te ayudará a ser feliz, pero podrías ganar unas elecciones.
6. Evita el progreso. La bondad exige al engañado engañar para dejar de serlo, igual que el individuo al que le han colado un billete falso, movido por la maldad o la inteligencia fracasada -tomando prestada la expresión de José Antonio Marina- busca un confiado al que endosar el billete falso. Es una manera brillante para alimentar la cadena de víctimas y el veneno de la felicidad aparente por saberse pícaro y hábil en el embuste. Si te tratan mal, acéptalo, no levantes la voz. Y no te resignes. Existe una vía más socorrida que la resignación: saber que podrás transferir ese mal padecido. Un clavo saca a otro clavo. Mi objetivo es proporcionaros algunos consejos para ser buenos, pero no tontos, así que haced todo lo posible para no ser los pringados que se quedan el daño: pásalo y que no vuelva. ¿Que no te queda claro, que necesitas algún ejemplo? Veamos... Madres que han visto cómo la promiscuidad de los hermanos varones recibe el espaldarazo, mientras ellas han sido recompensadas con el plumero, la fregona y las faldas que cubren siempre las rodillas. Si eres una de ella, educa a tus hijos a la antigua usanza, porque lo de siempre nunca pasa de moda, como los pantalones vaqueros y la Odisea. Ahora bien, cuando los llames a comer di "hijos e hijas" y "españoles y españolas", porque la discriminación sexista se cura violando las normas del idioma para acentuar aun más la diferencia. Está claro que se acabarán la desigualdad salarial en función del género y la violencia doméstica sancionando a quien respeta la gramática de nuestro idioma y permitiendo a quien insulta a la mujer salir impune. Lo resumiré con una estructura sintáctica muy típica de las madres cuando deniegan cualquier petición de los hijos: "ni progreso ni progresa".
7. No seas crítico. Igual que no existe felicidad sin ser honesto contigo mismo, tampoco se puede ser bueno sin acatar las órdenes. El pensamiento crítico es un lobo para el punto anterior, además de un gasto de energía. En caso de aburrimiento o de rebeldía, pastillita de soma para el cuerpo o, lo que es lo mismo, ponte vídeos de gatitos. Asimismo... Cómo decirlo... Mmm... Esto que quede en petit comité, que no salga de aquí, ¿tú has pensado que una crítica constructiva puede evitar mayores problemas? Imagina la hostia que tu superior se va a llevar si no le dices que su plan es una puta mierda o la de tu amiga cuando descubra que su novio es un loco que le hace la vida imposible. No solo evitas responsabilidades y movidas, sino que te evitas quedar como el empleado capullo o el mal amigo y disfrutas más de la caída. Y, encima, te ahorras tener que dar explicaciones, hablar más de la cuenta cuando con un simple emoticono delpulgar arriba y un OK de cualquier aplicación de mensajería acabas antes. ¿Con qué? ¿Con quién? No se pierda la próxima entrada, Mike, y le desvelaré la respuesta. Perezoso y malo, esto no tiene arreglo.
8. Haz tú lo que bien digo y no lo que mal hago, dice Sempronio a Calisto en LaCelestina. Dicen que hay más escritores que lectores, pues esta idea guarda bastante parecido a lo que pasa con los consejos: hay más consejeros que buenos ejemplos de conducta. ¿Que cuál es la razón? Simple modestia: solo quieren que te sientas mejor que ellos. Pero esta intención tiene trampa: caerías en la vanidad y así ellos se sentirían mejores personas que tú. OMG! ¡Organismo modificado genéticamente! Fin, fin, fin, pongo fin a esta entrada. He creado un monstruo con esta paradoja. Esto es peor que la paradoja del gato y la tostada. Pobre Murphy, pobre humanidad.
La semana pasada comenzó la segunda temporada de First Dates, la apuesta de Cuatro en colaboración con Warner más fuerte de la cadena en años para hacerse un hueco en el difícil como lo es el access primer-time. No fue hasta este verano cuando comencé a interesarme por este dating show: a primera vista puede parecer el típico programa de citas con concursantes en busca de su minuto de gloria o con actores haciéndose pasar por concursantes. Sin embargo, tan pronto como decides darle una oportunidad, descubres que es buen programa.
Cada episodio dura en torno a una hora, el tiempo justo para desarrollar las cinco citas a ciegas diarias sin estirar las tramas. Y digo trama no de manera despectiva: todo programa tiene un guión (o debería tenerlo) para darle coherencia e interés, y más aún en un formato de este tipo con participantes normalmente anónimos que no siempre se dejan llevar porque les cohíben las cámaras o les incomoda la persona con la que les ha tocado cenar. Precisamente, la puesta en escena de First Dates (el plató es un restaurante) a modo de restaurante permite que el presentador Carlos Sobera actúe como maître y enriquezca y dinamice el espectáculo con la ironía y la rapidez de reflejos que siempre lo han caracterizado y, sobre todo, dando la bienvenida a los participantes, haciéndoles alguna pregunta para que los espectadores vayan trazando su perfil e, incluso, interrumpiendo la cita para dejar algún comentario que haga reaccionar a los concursantes, ya sea porque no se atreven a contar su secreto (habitualmente tener un hijo o una inclinación sexual no mayoritaria o trabajar de la noche), ya sea porque la conversación comienza a resultar aburrida. Al igual que Sobera, las camareras y el barman también dinamizan el episodio. Todos ellos resultan cercanos, se dejan llevar e, incluso, se atreven a pronosticar cómo acabará cada cita.
Estos pronósticos contribuyen, a su vez, a que el formato cuente una historia. First Dates logra seleccionar los mejores momentos de la cita, las declaraciones de los participantes tras la decisión final de continuar o no conociéndose, los pronósticos de los "trabajadores" de este particular restaurante y la voz en off de Sobera a modo de narrador y a todos estos elementos les da unidad. Parece algo básico, pero no es tan habitual como lo puede parecer que el engranaje de un programa esté tan bien engrasado. Aquí las piezas encajan, funcionan a la perfección. O casi.
A diferencia de otros dating shows de Mediaset, en First Dates opta por unos concursantes mucho más naturales, que buscan de verdad el amor o, al menos, eso es lo que aparentan, no como en Un príncipe para... o Quién quiere casarse con mi hijo, dos formatos de entretenimiento maravillosos, especialmente el segundo, que no se toman demasiado en serio, con una etapa de post-producción que hace que brille y que el espectador se quede enganchado al universo tróspido. No le quito méritos a estos programas, pero First Dates sin dejar de lado en la edición una mirada algo tróspida de vez en cuando resulta más creíble en la búsqueda real del amor. Ahora bien, una de las debilidades es cuando el programa pretende ganar repercusión mediática invitando a personajillos de la farándula y del universo tróspido. First Dates debería encontrar otras mañas más efectivas a largo plazo, porque podría poner en peligro su "credibilidad" y salvamizar el formato.
Por último, querría destacar la gran variedad de perfiles de los participantes. Variedad de la que podría aprender Mujeres y hombres y viceversa que transmite unos valores perjudiciales para la generación nini. De esto no es responsabilidad absoluta del medio que lo emite: con un mejor sistema educativo y una mayor estima por la cultura por parte de la sociedad española no triunfaría un programa con unos perfiles clónicos de chonis y de canis que presumen de algo tan efímero como lo es un físico, de ser unos incultos y de tener un éxito muy relativo y, sobre todo, efímero. Ojo, no asocio los dating shows y los reality shows como nido e imán de la incultura. Tampoco voy a intelectualizar programas que solo buscan el entretenimiento, pero sí querría decir que me sorprende que ciertos círculos critiquen estos formatos en los que se premia la inteligencia emocional. Ahora bien, no voy a negar que las cadenas deberían apostar por profesionales como psicólogos y sociólogos para que estos programas fueran más constructivos, también deberían apostar por un enfoque donde primaran otros contenidos más allá de los gritos y el conflicto básico y, por supuesto, por una variedad de participantes que reflejara la realidad.
Precisamente, ese es el gran mérito de First Dates. Gracias a este formato se trata con absoluta normalidad orientaciones e identidades sexuales que van más allá de las aceptadas por el patriarcado. Y no, no me estoy refiriendo solo a que haya concursantes homosexuales y bisexuales, sino también a quienes optan por el poliamor y las relaciones abiertas, los géneros binarios, también a quienes no se definen como homo, bi y heterosexuales. Recuerdo que en esta segunda temporada un chico confesaba que no sabe hasta que punto podría llegar a gustarle un hombre, pero al final de la cita asentía a seguir conociéndose a una chica y puede que enamorado. Por si fuera poco, también First Dates abre las puertas a concursantes ancianos, ¿por qué no? ¿acaso el amor es solo cosa de jóvenes? Recuerdo una mujer de sesenta y tantos años que afirmaba haber estado soltera toda la vida por decisión propia e insinuaba que había llevado una vida sexual ajetreada. La televisión acostumbra a mostrar a ancianas recatadas a las que le preocupa más el parecer que el ser, fruto de los años de represión y de educación patriarcal impuestas, así que es un soplo de aire fresco encontrar un programa que dé voz al amor en la vejez y que no se ciña a los modos de entender el amor y la sexualidad del patriarcado. Ahora bien, espero que se ahorren otra vez el "gag" de organizar una cita a ciegas para dos personas invidentes, ¿cuándo llegará el día en que se tratará con normalidad y no desde la sensiblería y la lástima la discapacidad?
En cualquier caso, y pese a pequeños errores puntuales, First Dates merece la pena.
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Pretendo ser constructivo con este artículo y para serlo se requieren dos características: en primer lugar, ser sincero y realista (un talifán, un fan extremo, jamás podría escribir algo útil por la falta de espíritu crítico y de aceptar que incluso tu grupo favorito no siempre acierta) y en segundo lugar, proponer alternativas factibles: no se trata de pedir el oro y el moro para luego criticarlo todo, lo criticable y lo que no. De hecho, este párrafo que estás leyendo iba a ser el último, pero he decidido que sea el primero para dejar claro que escribo desde el cariño, porque soy un seguidor de La oreja desde niño, desde bien niño, de los pocos que aún participan muy activamente en los distintos espacios del club de fans de LOVG en España. Por cierto, os invito a no perder la pista a su página web http://www.lovgfanclub.es/ porque es quizá la página mejor para estar bien informados.
#Vuelvelaoreja es el hashtag con que desde hace más de dos semanas se promociona en las redes sociales la vuelta del grupo donostiarra al panorama musical. Su séptimo está a la vuelta de la esquina y más cerca aun está el primer sencillo, que se estrena el próximo 16 de septiembre, aunque corre el rumor de que habrá algún adelanto el día 10. Lo cierto es que esta vez parece que la vuelta es real: LOVG están muy activos en redes y contestan a los tuits de sus seguidores, incluso cuando en ellos no los mencionan. Teniendo en cuenta que LOVG se acuerda de sus seguidores y los cuida a sus seguidores solo cuando hay que cuidar los cedés y las ventas y, para más inri, de manera poco disimulada, ahora sí que LOVG regresa de verdad después de cinco años sin disco de estudio y "amenizados" con refritos y proyectos innecesarios, a excepción quizá del exitoso en Hispanoamérica Primera Fila, que han sido un buen ejemplo de cómo perder credibilidad artística y llenar bien los bolsillos.
Pero La oreja de Van Gogh es un grupo talentoso que, pese a algunos proyectos suyos desafortunados, a mi parecer, han demostrado a lo largo de su carrera una enorme maestría para construir melodías emocionantes, trepidantes, una sensibilidad para contar historias con ingenio y plasticidad y un sonido muy personal muchas veces imitado, pero nunca igualado. Aviso: en las anteriores características no he tenido en cuenta Cometas por el cielo, el último disco de estudio de LOVG hasta la fecha, tan denostado por un buen número de seguidores del grupo por no cumplir la mayoría de los requisitos que cabría esperar de un disco de La oreja, es decir, los siguientes requisitos.
VUELVE LA OREJA, PERO ¿CÓMO DEBERÍA HACERLO?
Cero condescendencia. Muchos, entre los que me incluyo, consideran El viaje de Copperpot el mejor disco de la banda hasta el punto de que decir "esto suena muy Copperpot" es casi sinónimo de "esto es un temazo", como ocurrió con El último vals o Mi calle es Nueva York. Ahora bien, no es sano para el arte pretender clonar el sonido de un disco, porque al final corres el riesgo de hacer una copia descolorida (en cierta medida, A las cinco en el Astoria lo es, aunque es un disco de notable alto) o de hacer, incluso, una copia descolorida de la copia descolorida (Cometas por el cielo: pese a sus intenciones electrónicas y cañeras, la parte más conservadora sonaba muy desteñida). En mi opinión, el arte no debería someterse a la voluntad de los seguidores, "el pop no es una democracia", como llegaron a decir los Pet Shop Boys en esta entrevista en El País. Entonces, ¿que qué tiene que hacer LOVG? Lo que le dé la gana. Si el grupo hubiera hecho caso a la voluntad de una parte de sus seguidores, ahora mismo no podríamos de disfrutar de canciones excelentes como Muñeca de trapo, VOS o La niña que llora en tus fiestas, porque "no suenen a Copperpot". ¿De verdad no merece la pena experimentar y probar, entonces? Esto podría ir en contra de este artículo que ahora escribo, pero no lo va, porque mi intención no es hacer sugerencias a LOVG y ahora menos que acaba de terminar de mezclar el nuevo álbum; mi propósito es invitar a la reflexión y dar a conocer los parámetros que tendré en cuenta cuando redacte las reseñas del single y del álbum.
Ampliar horizontes sonoros. Después de bastante años en contacto con los seguidores más leales de La oreja, de horas y horas de debates sobre nuestro grupo favorito, creo que este segundo punto sea el que más me distancia de ellos porque yo no quisiera que hagan lo de siempre, como he dicho arriba, porque es verdad que el mayor capital que tiene el grupo en este momento son los lazos emocionales que hemos creado con sus canciones, pero todo tiene un límite, por supuesto. LOVG, pese a los que viven de y por la pose y no reconocen los méritos del grupo, experimenta con distintos sonidos: bolero, bossa nova, música electrónica, reggae o, incluso, la ranchera. En "Guapa" este eclecticismo llegó a su cima, sin embargo, la necesidad de evitar una hemorragia de fans que abandonaran el grupo tras la marcha de Amaia Montero forzó a reivindicar el sonido más clásico de La oreja. Creo que fue una involución necesaria y justificada en ese sentido. En "Cometas" intentaron experimentar pero el miedo al fracaso por arriesgar de verdad hizo que no fuera un disco tan electrónico como pudo parecerlo y podría haber sido. En el fondo (o en la superficie, porque de profundidad ese disco iba muy justito) era más de lo mismo, pero peor. Si de mí dependiera, La oreja sonaría un poco más funky o experimentaría con el jazz o el R&B. Pero como no depende pues ajo y agua o, mejor dicho, me tocará decidir si sigo apoyando al grupo o no, porque como he dicho un álbum debe prevalecer la voluntad artística del grupo, no de los seguidores, los cuales, como mucho, tienen la última decisión de comprar o no comprar el producto "artístico" o reseñarlo o no. En verdad, confío en que este nuevo álbum vaya a ser muy digno, porque se han tomado unos dos años para prepararlo. Así cruzo los dedos para que haya prevalecido la exigencia artística por encima de la urgencia discográfica.
Un álbum, no una colección de canciones. En un disco se reúnen una serie de canciones que deben dar cuerpo al disco, coherencia y convertirlo en una especie de viaje musical. Para lograr darle al conjunto un sentido global, de conjunto -valga la redundancia-, conviene seleccionar bien las canciones y prestar mucha atención al tracklist porque el orden de los temas influye en el interés o la desgana de los oyentes y en la impresión general que produce. Con otras palabras, LOVG debería procurar que al escuchar su séptimo álbum no nos ocurra lo mismo que en Cometas por el cielo, que parecía más que un álbum un conjunto de singles, un grandes éxitos, carencia grave de un trabajo musical y más cuando los éxitos se reducen a tres o cuatro temas y el resto son temas de pop chicle, de usar y tirar. Las baladas de este álbum estaban colocadas entre las canciones más cañeras lo que destrozaba el ambiente que acababan de crear y modificaban la atmósfera creada de manera poco sutil, me atrevería decir que hasta agresiva.
Sensibilidad no es sensiblería. Protestar por que LOVG escriba canciones de amor idealizado, con letras algo ñoñas y con tendencia al melodrama o, más bien, a la tragicomedia sería tan descabellado como quejarse de que meterse al mar moja. Está dentro de su ADN. Ahora bien, hay una gran distancia entre hacerlo con gusto e ingenio. No me voy a ir muy lejos, pondré de ejemplo "Rosas", acaso la canción más popular de La oreja. Mira que es empalagosa, pero Xabi consiguió imprimirle a una historia a priori tan repelente una gracia y un ingenio irresistibles y, por si esto fuera poco, logra relativizar el problema de la protagonista en "No importa si es muy tonto, soy así". Bravo. Quizá le sobra un pelín de azúcar, pero más vale dulce que no ridículo como el uso y, en concreto, el abuso de metáforas en torno a lunas, soles y estrellas y de onomatopeyas como las que destrozan los escasos buenos momentos de "Cometas por el cielo". Esto provoca, además, una sensación de infantilismo, de estar por momentos escuchando las canciones de los Payasos de la Tele o el coro de la parroquia porque para escribir con cuarenta años historias adolescentes exige tener mucho cuidado y observar muy de cerca a ellos para no caer en lo ridículo, como esos adultos que imitan el habla de los niños. Además, ¿qué necesidad hay de historias adolescentes cuando tu público se sitúa, sobre todo, entre los 18 y 35 años?
Mayor narrativa, menos metáforas vacuas. Una de las fortalezas de los donostiarras es su capacidad para contar historias. La carta, Historia de un sueño, Jueves o Cumplir un año menos son buenas muestras de ello. Como grupo sin pretensiones intelectuales en sus álbumes, sino más bien comerciales, en las que simplemente hay una búsqueda de la emoción de manera rápida (quien frecuente este blog sabrá que para nada digo esto de manera despectiva), comprendo que quieran que todos sus oyentes se sientan identificados con sus historias. Hasta aquí todo razonable. Sin embargo, critico más la vía a través de la cual pretenden alcanzar esto, es decir, mediante metáforas que en el plano real podrían corresponden a cualquier cosa. No hace falta ser lesbiana, sufrir un aborto o la pérdida de cualquier otro familiar, padecer drogadicción o ser inmigrante para sentirte identificado con una canción sobre estos asuntos. Lo concreto proyecta lo universal, esto es, de cualquier situación por ajena que nos parezca a la nuestra podemos extraer puntos en común con que identificarnos y hacerla nuestra. Ahora bien, al igual que la poesía, la letra de una canción debería contener cierta ambigüedad, no ser demasiado obvia, conviene que posea cierta capacidad de sugerir. Asimismo, espero que no se escuden en letras excesivamente metafóricas para denunciar una situación o hablar simplemente de ella por lo bajini, con disimulo e, incluso, con miedo, como sucede en la terrible Promesas de primavera. En este sentido debería tener el grupo como referencia a Bruce Springsteen, en especial, al de los setenta y los ochenta.
Cuidar la producción y procurar cierta contención. Es casi un pecado desaprovechar las trepidantes y a veces estremecedoras melodías de Xabi San Martín por culpa de una producción plana, apagada, como en el Astoria, pero también mediante excesos en las capas sonoras confundiendo la riqueza musical con el ruido y la filosofía del mal vale que sobre que falte que tanto daño hizo a Cometas por el cielo. En este caso en el término medio está la virtud pues en numerosas ocasiones la sutileza, la elegancia y la contención logran mayor carga emocional que el barroquismo. En este sentido, sí que deberían echar la vista atrás y tener presentes El viaje de Copperpot y Lo que te conté mientras te hacías la dormida.
Repartir por distintas plataformas pistas adicionales y no cuidar el formato físico son maneras magistral para desprestigiar al artista y la cultura. Este punto va "dedicado" a Sony y el respeto por quienes consumen sus productos. En los últimos años sus cedés en digipack vienen en unos cartones endebles, con una calidad del papel del libreto absolutamente vergonzosa y, por si fuera poco, el disco se raya desde la primera escucha. No podéis imaginar cuánto cuido mis cedés: los protejo de la luz, del polvo y de la humedad, los guardo en su estuche (aunque tener que deslizar el disco en el bolsillo de cartón del digipack no contribuye a una buena conservación), jamás los dejó sobre otra superficie que no sea el estuche y controlo la temperatura del disco. Así los discos de los últimos ocho años de Sony España que he comprado no mantienen la misma salud por la cuestionable calidad del material que los de otras discográficas, bueno, aunque Blackstar, el último disco de David Bowie también es de Sony, pero no de la filial española y eso se nota). Tampoco ayuda a que los "románticos" no acabemos un día abandonando el hábito de comprar discos de estudio, por mucho que el mercado discográfico incite al público a la piratería. ¿Por qué se venden ediciones en plataformas digitales con más canciones que en el físico? ¿Acaso este tipo de promociones es propia de lo que se presupone que es arte?
Mimar el libreto. Uno de los mayores atractivos de comprar un CD legalmente es tener el libreto con las letras, diría que es fundamental. Ojalá no sean cutres en esto y, por supuesto, mimen el arte del disco y, en concreto, el libreto mucho o al menos una cuarta parte de lo que lo hicieron en A las cinco en el Astoria. Aquello fuera inmejorable.
En definitiva, #Vuelvelaoreja y deseo que lo haga aprovechando todo el talento que ha mostrado durante casi dos décadas, que sea más oreja que nunca, esto es, que se sientan los del grupo más orgullosos que nunca de sus méritos y su esencia, pero que no la entierren mirando demasiado al pasado y a sus seguidores e innoven, porque para seguir haciendo historia no hay que vivir de ella ni de sus rentas. #Vuelvelaoreja y, desde luego, vuelvo con la misma ilusión que siempre por ello, pero temiendo que la necesidad de vender no juegue en contra de las canciones, el corazón del mundo discográfico, aunque a veces se olvide.
Por cierto, hoy cumple ocho añazos un disco que nos emocionó a todos los seguidores de La oreja de Van Gogh por sus canciones, por haber dado con la vocalista ideal para cantarlas tras la marcha de la vocalista original y, sobre todo, porque se confirmaba que habría Oreja para rato. Felicidades, A las cinco en el Astoria.